viernes, 27 de enero de 2017

Culpable

Debo admitirlo.

Después de un tiempo deliberado de recapacitar en torno a una serie de diversas circunstancias, he llegado a la conclusión de que soy culpable.

No hay vuelta atrás.

Creo que es importante reconocer en qué situación me hallo antes de escribir la presente entrada del blog y poder entonar así el "mea culpa".


Son varios los delitos que se me imputan, así que me parece correcto enumerarlos uno a uno para así poder corroborar que estoy conforme con el veredicto:

- Soy culpable de soñar, de creer que puedo aportar algo a la Educación, de defender que las cosas pueden hacerse de otra manera, y de pensar que nuestro día a día en las aulas puede afrontarse de una forma mejor.

- Soy culpable de la pasión que pongo en mi trabajo, de implicarme emocionalmente en él con tanta intensidad, de no tolerar las injusticias y de defender siempre el principio de equidad.

- Soy culpable de empatizar demasiado, de ser demasiado sensible y vulnerable, de querer incondicionalmente a mi alumnado por el mero hecho de serlo, y de olvidar que no todo el mundo que trabaja en esto es como yo.

- Soy culpable de pensar que cuidar nuestro clima y entorno de trabajo es crucial para el bienestar de todas las personas implicadas, y de defender que nuestro alumnado debe estar siempre por encima de todo.

- Soy culpable de invertir mi propio tiempo y mis propios recursos para aprender y poder dar lo mejor de mí cada día o, simplemente, para tener más contento y motivado a mi alumnado.

- Soy culpable de llevarme el trabajo a casa, de no querer tirar la toalla o tomar el camino fácil, de defender que hay mucho más que mirar de lo que a menudo se ve (o de lo que se quiere ver), de no tener a veces mejor conversación que la que se genera en torno a mi alumnado y a lo que hago o quisiera hacer en clase, y de preocuparme por ellos una vez debo marchar y dejarles atrás.

- Soy culpable de idear locas o curiosas propuestas que en muchos casos no suelen ser recibidas con buenos ojos, de defender teorías pedagógicas o metodologías que van más allá del aprendizaje puramente memorístico o insustancial, de "la letra con sangre entra" o de "lo único válido en este mundo es mi palabra y mi autoridad".

- Soy culpable de defender un modelo donde docentes, familias y alumnado tengamos voz y voto, un modelo donde todos podamos aprender de todos, y donde todos sepamos escuchar y tengamos algo que aportar.

- Soy culpable de entender la Diversidad como el eje central a tener en cuenta a la hora de diseñar cualquier Sistema Educativo que se precie, entendiendo ésta como la amplia variedad de personas que existe en el mundo y no sólo como conjunto de personas con discapacidad.

- Soy culpable de tener fe en las personas, de pensar que hace más el que quiere que el que puede, culpable de creer que las mayores fronteras de nuestro mundo están en los ojos de quien mira, y que nuestra actitud en ese aspecto juega un papel fundamental.

- Y, por último, soy culpable de sentirme derrotado, de restarme valor, de pensar en demasiada ocasiones que me he equivocado de vocación, y de sentir que la cruda realidad merma todas mis expectativas de desarrollo personal y profesional, y que no tengo nada que hacer al respecto.

------------------------------------------------------

Aquí mi lista de inconfesables delitos, aunque seguramente en el tintero se me haya podido quedar algún que otro matiz por confesar.

Yo ya he cumplido mi parte. Ahora sois vosotros quienes me debéis indultar o condenar.

Aunque existe una tercera opción.

Siempre podéis uniros a la loca cruzada que me ha llevado a estar ahora mismo frente a este supuesto tribunal.

La invitación queda formalmente formulada.

Os toca decidir.

Os toca actuar.