Con esta imagen extraída de entre las presentadas en el concurso de fotografía digital organizado por la Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras de Ceuta vengo a ilustrar hoy, Día de la Discapacidad, a modo de metáfora, una realidad que vivimos en nuestros centros educativos más de lo que desearíamos... y es que la imagen da para reflexionar...
¿Cuántas veces se percibe el que un determinado alumno vaya al aula de apoyo más como una liberación de cargas y responsabilidades para el tutor de turno que como un refuerzo y mejora para ese alumno? ¿O por qué se sigue trabajando con este alumnado como si formaran parte de una realidad paralela? ¿No somos todos acaso partes de la misma sociedad?
No suelo ser partidario de los "Día de" porque parece que sólo nos acordamos de determinadas causas y/o colectivos esos determinados días, además de que muchas veces resaltar a un determinado colectivo con un "Día de" es como remarcar que ese colectivo de personas son diferentes, cuando en realidad todos somos diferentes y eso es lo que nos hace iguales.
Aún así, si vamos a seguir manteniendo el 3 de Diciembre como el Día de la Discapacidad, yo propongo cambiarle el nombre por el de Día de la Inclusión. Al fin y al cabo, sabemos de sobra el gran poder que tiene el lenguaje sobre el pensamiento, y creo que ya es hora de dejar de hablar en términos de discapacidad, que aunque en nuestro sistema educativo se venga marcando desde hace tiempo el cambiar esa tendencia parece que no termina de cuajar ni en la escuela ni en la sociedad.
Hace un par de semanas la maestra, pedagoga y también bloguera Paloma Muñoz me propuso escribir una entrada sobre el gran debate entre centro ordinario y centro específico y sobre la atención que se da en nuestro sistema educativo al alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo. Así pues, me dispongo a aprovechar esta entrada para dar respuesta también a esa cuestión.
En su entrada de hoy, Paloma Muñoz compartía el siguiente vídeo con nosotros:
¿Por qué no iba Antonio a disfrutar de la escolaridad junto a todos sus compañeros? Y ante todo, ¿por qué no iban sus compañeros a conocer a Antonio y a conocer su realidad? ¿Acaso la escuela no se supone que debe preparar a nuestro alumnado para vivir en sociedad y acaso no forma Antonio parte de esa sociedad?
La Inclusión Educativa y Social puede seguir sonando como una utopía en la cabeza de muchos, pero son los muros que nosotros mismos creamos lo que la frena. Cierto es que en muchos casos ni la sociedad ni la escuela ordinaria parece estar preparada para dar una respuesta, pero creo que eso no es excusa para no intentarlo y trabajar por ello de forma progresiva y constante.
Ello no quiera decir que no sean necesarios los centros específicos, pero su función debe estar más ligada a dar apoyo a los centros ordinarios de la zona, y a que existan cauces reales de trabajo entre los dos centro, una buena conexión y que se trabaje en pro de la inclusión de su alumnado. Al fin y al cabo, el éxito de nuestra labor es conseguir que este tipo de alumnado no necesite de nuestra ayuda.
Os dejo, para finalizar, un cortometraje que trata el tema de la inclusión educativa y que ya compartí en una entrada anterior:
Consigamos con nuestro trabajo, esfuerzo, ilusión y dedicación que nuestra "salida de emergencia" se convierta en una entrada apta para todos.
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