lunes, 18 de septiembre de 2023

Cuando la Educación no importa

Cuando la Educación no importa, no se valora el tiempo que invertimos docentes y otros perfiles educativos a principio de septiembre en preparar el centro escolar para la acogida del alumnado, y se tiende a adelantar cada vez más el inicio del curso.

Cuando la Educación no importa, no se contrata al personal necesario para que, desde el primer día de clase, el alumnado tenga garantizado su derecho a una atención educativa de calidad, y se prorrogan estas contrataciones, ya sea por incompetencia o por mala fe, de manera que hemos pasado ya el ecuador de este primer mes y aún no tenemos completas las plantillas en los centros.

Cuando la Educación no importa, sobrecargamos las ratios de los centros y de las aulas, aunque ello implique que la calidad de la atención recibida por parte del alumnado se vea afectada.

Cuando la Educación no importa, recortamos y escatimamos en recursos.

Cuando la Educación no importa, externalizamos servicios tan fundamentales como el de transporte o comedor, buscando siempre el mejor postor que nos ahorre presupuesto y no preocupándonos sobre la calidad del servicio prestado.  

Cuando la Educación no importa, las leyes que la gestionan siempre se ven sometidas a los designios de cada color político, lo que conduce a los profesionales a un sentimiento de saturación y apatía ante tanta modificación sin tener en cuenta sus voces o que tan noble cometido debería ser una cuestión de Estado y no quedar a expensas de vaivenes partidistas.  

Cuando la Educación no importa, hacemos más compleja la solicitud de becas, reducimos los plazos de tramitación o anulamos directamente las becas para el comedor escolar.

Cuando la Educación no importa, tenemos a las alumnas y a los alumnos estudiando en edificios que se hallan en condiciones pésimas por mal mantenimiento, en barracones o con escuelas aún sin terminar. 

Cuando la Educación no importa, mucho menos importa la atención a la diversidad, y se acaba dejando a este alumnado sin acceso a recursos que precisan para su escolaridad o condenándolos a una modalidad educativa que no es la que le debería corresponder. 

Cuando la Educación no importa, nos toca a nosotros y a nosotras, como familia, como personal docente o como profesional que ejerce sus funciones en un centro educativo, defenderla antes quienes la quieren ver como un gasto y no como una inversión, como un negocio y no como un derecho.

Cuando la Educación no importa, es nuestro deber visibilizar su valor y recordar que todo alumno y alumna tiene derecho a una Educación Pública, Inclusiva y de Calidad. 

Cuando la Educación no importa, es el momento de recuperar el sentimiento de colectividad, de unir fuerzas y de reivindicar su relevancia.

Cuando la Educación no importa, hagamos que importe. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario