miércoles, 29 de octubre de 2014

Halloween y la Cultura de lo Audiovisual

Desde hace unos años, cada vez con más intensidad, vemos como todo a nuestro alrededor se tiñe de la característica tonalidad de esa nueva e importada festividad que es Halloween, a la cual no le faltan detractores en nuestro país.

Sin embargo, a pesar de ello, los escaparates se decoran con motivos típicos de esta celebración, se organizan diversas fiestas temáticas bajo el nombre de Halloween y hasta los niños se disfrazan para salir a la calle e ir a pedir golosinas. 

Parece ser que Halloween ha venido para quedarse, y eso lo podemos ver también en las diferentes actividades que realizamos en la escuela en torno a este centro de interés.

No es mi intención hacer de abogado del diablo en este sentido, pero, como bien podría referir María Acaso -a la cual recomiendo encarecidamente leer y escuchar-, nos encontramos ante otro ejemplo más del gran peso que tiene todo lo audiovisual en nuestra vida cotidiana.

Hagamos una sencilla prueba. Mirad la siguiente imagen y averiguad que guiño se está realizando en la misma:


Si lo habéis acertado a la primera y sin mucha dificultad es porque todos estamos inmersos en esa Cultura de lo Audiovisual a la cual veníamos haciendo referencia.

Sólo hay que fijarse bien para darse cuenta de que continuamente estamos consumiendo películas y series en las cuales la festividad de Halloween tiene un peso considerable, pasando así a formar parte de nuestra cultura popular, haciendo nuestro algo que en principio era ajeno.

Una vez llegado a este punto, la escuela no puede permanecer impasible a este acontecimiento, sino que debe salir de esa concepción estática del mundo como algo ya establecido y asumir el dinamismo en el que estamos inmersos para aprovechar cada nuevo estímulo como un recurso educativo más y hacer así que el aprendizaje sea lo más significativo posible.

Es más, podemos aprovechar también su temática para trabajar en el aula cuestiones como el miedo o los monstruos, que a veces tanto nos cuesta abordar, ya sea en casa o en la escuela, en cuyo caso recomiendo seguir el excelente trabajo que la profesora Maite Ordóñez está realizando con su alumnado de Educación Infantil.

Así pues, volviendo al tema principal de esta entrada, y a modo de cierre ya, podríamos decir que cada cual está en su pleno derecho de considerar Halloween como algo más o menos acorde a sus gustos e ideas, pero si una cosa está clara es que forma parte de la Cultura de lo Audiovisual que nos rodea, y... ¿no es acaso una de las funciones fundamentales de la escuela el dar respuesta al mundo que nos rodea?

lunes, 13 de octubre de 2014

Era de la Desinformación

Si hay una cosa que tenemos bien clara quienes abogamos por el cambio de modelo pedagógico imperante en la escuela en busca de una educación que fomente la autonomía de la persona y la creación de ciudadanos críticos y competentes, es que dicho cambio se hace cada día que pasa más apremiante, puesto que, en un mundo líquido donde las certezas tienen cada vez menos validez, se vuelve de imperiosa necesidad el estar formados y preparados para sobreponernos al descontrol creado por la actual Era de la (Des)Información.

El caso es que, aunque se trate de un tema cuya defensa vengo ya practicando desde hace tiempo, he querido hacer especial hincapié en él debido al reciente incidente sanitario que ha puesto patas arriba a todo un país y a gran parte del mundo en general. 

No obstante, no es mi intención entrar ahora en debates sobre lo sucedido ni realizar juicios de valor al respecto; simplemente se trata de analizar como, a partir de este suceso, se ha creado todo un revuelo de desinformaciones que nos han traído a todos de cabeza.

La cuestión es que, durante la última semana, hemos sido bombardeados, tanto a través de los diferentes medios de comunicación convencionales (televisión, radio, prensa) como mediante los distintos sistemas de mensajería de nuestros teléfonos móviles y nuestras redes sociales, con todo tipo de noticias, artículos, opiniones y reseñas sin descanso y sin cuartel durante todo el día, rompiendo incluso en muchos de los casos algunos códigos éticos que nos hace preguntarnos: ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar en este "todo vale" en el que estamos inmersos?

Así pues, visto lo visto, necesitamos poseer las herramientas y los procesos necesarios para gestionar tanto caudal de información que nos llega y nos desborda, porque si no corremos el riesgo de creernos todo aquello que escuchamos y que leemos, sin tan siquiera cuestionarnos su veracidad ni contrastar con otras fuentes.

Por ese motivo, no podemos seguir educando para un futuro estático tal y como se ha venido haciendo hasta la fecha, puesto que vivimos en un mundo que se encuentra en su fase más dinámica y nos enfrentamos a un futuro totalmente incierto, pues lo que hoy tiene validez, mañana no lo tiene, o viceversa. 

Llegados a este punto, nuestro objetivo como docentes debe ser trabajar para que las generaciones venideras sean capaces de, ante el continuo flujo de información que nos llega mediante tantas vías, buscar, seleccionar, analizar, indagar, investigar, contrastar, descartar y sintetizar la información para convertirla en conocimiento, un conocimiento propio, construido e interiorizado como parte de su proceso de aprendizaje crítico, activo y constructivo.

El escritor Javier Sierra, en su obra "El Maestro del Prado", señalaba lo siguiente:

"No te precipites. [...] Abre los ojos. Mira al mundo sin prejuicios. Acude siempre a las fuentes y decide después por ti mismo dónde está la verdad. Ésa es la grandeza del camino que te propongo".

Por lo tanto, no podemos seguir dándoles a nuestro alumnado la lección como un paquete cerrado de hechos inmutables. Ya saben que todo lo acontecido y todo lo descubierto en fechas pasadas lo tienen al alcance de su dedo en un sólo click. Lo que deben aprender es como tramitan y adquieren dichos hechos, como hacerlos suyos y como aplicarlos, siempre con ética y con respeto, pilares básicos de los cuales estamos dando tan mal ejemplo en la actualidad, cuando el peso del ejemplo en la educación es tan elevado.

En palabras de Jean Piaget:


En definitiva, se trata de educar a ciudadanos y ciudadanas preparados para afrontar la vida que el Siglo XXI les deparará, y eso no podemos hacerlo si seguimos anclados en metodologías ya obsoletas. Los caudales de información seguirán llegando sin parar, e incluso es probable que vayan en aumento sin ningún tipo de control, por lo que tener una buena formación y un buen sentido crítico serán nuestras principales bazas a la hora de afrontarlos y hacerlos nuestros. Preparemosles para ello. Hagamos de nuestros alumnos y alumnas unos hábiles surfistas capaces de cabalgar y dominar las olas de la desinformación.