Hace justamente una semana participábamos en el II Encuentro de Conspiración Educativa de Segovia, encuentro que, pese a su breve trayectoria, se está convirtiendo en todo un referente en lo que respecta a la renovación pedagógica de nuestra sociedad.
¿Y cuál es la formula de su éxito? La respuesta es bien sencilla: Radica en las ganas y la ilusión con las que la organización prepara todo el evento y vela por su correcto desarrollo, caracterizándose por estar plenamente abierto a cualquier persona que quiera participar o que tenga algo que aportar, así como por dar la oportunidad de que los asistentes no tengan que estar debatiéndose sobre las ponencias o los talleres en los que quieren estar, pues en lugar de plantear disyuntivas que restan la posibilidad de abarcar todo lo que nos gustaría, vamos todos y todas a una con un único programa de experiencias, las cuales suman diferentes planteamientos y puntos de vista, todos tan importantes como necesarios.
En este sentido, cabe destacar que se haya contado, además de con profesionales de la Educación en diferentes ámbitos e inmersos en distintos proyectos, con representantes de las familias, pues es clave que, si queremos realizar un profundo cambio en nuestra forma de entender y de abordar la Educación, lo hagamos contando con toda la Comunidad Educativa, siendo para ello las familias un pilar esencial que a menudos tendemos a obviar.
Después de todo, tal y como reza el lema de este II Encuentro, "el cambio será colectivo o no será". Porque, tal y como pudimos comprobar en el desarrollo de tan intensa jornada, puede que todos y todas fuéramos diferentes personas venidas de diferentes lugares que abordan de diferente manera la forma de ejercer la Educación, pero todos y todas teníamos en común unos principios básicos y unos planteamientos esenciales en los que se amparaban nuestras actuaciones dentro o fuera del aula, y es la idea de que nuestro mundo, tal y como lo conocemos, necesita de un cambio profundo y vital que esté mucho más acorde a lo que el nuevo siglo nos va a deparar.
Porque no es la primera vez que defendemos el hecho de que no podemos seguir planteando la Escuela en términos de un modelo de vida y sociedad que ya quedó atrás. Sin embargo, como bien debemos saber, cualquier cambio que consideremos necesario no podrá generarse de un día para otro. Todo proceso amplio y complejo requiere de su debido tiempo para asentarse y desarrollarse, trabajando de forma conjunta por ello con paso firme, sin prisa pero sin pausa.
Por lo tanto, podemos ir siempre al arrastre de lo que las "grandes mentes" ajenas a la Educación quieran hacer con ésta, o podemos tomar las riendas de nuestra vida, establecer puentes, crear vínculos, y cabalgar juntos por las sendas más acordes a nuestra forma de entender y sentir este ámbito tan vital al que dedicamos cuerpo y alma. Porque invertir en una auténtica mejora de la calidad de la Educación es invertir en una posterior mejora de la calidad de vida y de la sociedad, formando personas críticas, con juicio ético y concienciadas de la gran importancia que tienen nuestros actos y nuestras decisiones en el bienestar común y en la futura sostenibilidad de nuestro planeta.
Se trata de perder tiempo para ganar tiempo, porque avanzamos a contrarreloj, y las grandes masas de contenidos curriculares nos abruman a menudo y no nos dejan pensar con claridad. Es por ello que disponer de estos tiempos y estos espacios para conspirar (a menudo tan difíciles de encontrar por la sobrecarga de burocracia que se nos impone y por el frenético ritmo de vida que solemos llevar) nos ayudan a fortalecernos mutuamente y nos inspiran para continuar.
Ese es el proceso, conspirar - inspirar, es decir, nutrirnos de ideas y experiencia en un ambiente respeto y calor mutuo para transformarlas dentro de nuestro organismo en nuevas propuestas y proyectos que devolvemos al exterior dentro de nuestro entorno de acción. Porque, como dice un proverbio árabe, "gota a gota se llena el río", y es en nuestro espacio cercano donde podemos empezar a transformar, con paciencia y resiliencia, lo que creemos y consideramos que debe mejorar, y para ello necesitamos de cabeza, corazón y manos, muchas manos. Cuántas más, mejor.
Construyamos juntos la utopía. Mejoremos juntos la Educación.