Hace hoy 10 años que, tras haber dejado a final de verano mi Ceuta natal cansado de enlazar contratos precarios sin futuro certero, e irme a vivir a Málaga en busca de un porvenir mejor, tuve la oportunidad por la que tanto tiempo había estado luchando: mi estreno como maestro interino, el cual llegó de manera inesperada y me hizo trasladarme a la Comunidad de Madrid.
Sin embargo, soy consciente de que no llego a esta fecha tan señalada en el momento vital que yo hubiera deseado.
No obstante, aunque me lo he llegado a replantear mucho, finalmente no he querido dejar la ocasión de poder echar la vista atrás y reflexionar sobre todo el proceso de aprendizaje, experiencia y crecimiento acontecido.
Tener la oportunidad de desarrollar mi profesión fuera de mi zona de confort fue todo un reto que acepté con gusto, tanto a nivel profesional como a nivel personal.
A lo largo de estos 10 años he tenido el privilegio de compartir mi camino con personas maravillosas que me han enseñado, cuidado y acompañado.
A lo largo de estos 10 años me he seguido formando, he seguido aprendiendo de mis iguales y de la experiencia que te da estar presente e implicado en el aula y en tu alumnado, intentando siempre dar lo mejor de mí y poniendo tanto corazón como conocimiento en cada momento.
A lo largo de estos 10 años he sido capaz de superar el proceso de oposición y convertirme en funcionario de carrera.
A lo largo de estos 10 años me llevo conmigo amistades que se convierten en familia.
Sin embargo, no hay luces sin sombras, y no sería justo no mostrar también la cara amarga de este recorrido.
Porque la propia autoexigencia y la reflexión sobre la propia práctica docente hace que a veces tengamos crisis vocacionales.
Porque nuestro trabajo implica a veces la pérdida de alumnado a muy temprana edad, con el duro golpe que ello conlleva.
Porque al igual que hay personas que hacen bonito el camino, hay otras que lo convierten en un terreno inhóspito y hostil donde toca sobrevivir.
Porque velar por el bienestar de nuestro alumnado a veces implica posicionarte y plantarte ante determinadas políticas que juegan en su contra o ante determinadas injusticias que nuestra ética y nuestro sistema de valores no pueden tolerar.
Porque hay veces que uno debe parar para poder cuidarse y coger impulso. Cuidarse para poder cuidar.
Gracias por leerme y acompañarme en estos 10 años. Sigamos haciendo camino juntos. Sigamos trabajando en equipo para hacer de nuestras aulas un lugar aún mejor para todas y cada una de las personas que conformamos esta comunidad.