lunes, 28 de octubre de 2024

28-10-14

Hace hoy 10 años que, tras haber dejado a final de verano mi Ceuta natal cansado de enlazar contratos precarios sin futuro certero, e irme a vivir a Málaga en busca de un porvenir mejor, tuve la oportunidad por la que tanto tiempo había estado luchando: mi estreno como maestro interino, el cual llegó de manera inesperada y me hizo trasladarme a la Comunidad de Madrid.

Sin embargo, soy consciente de que no llego a esta fecha tan señalada en el momento vital que yo hubiera deseado. 

No obstante, aunque me lo he llegado a replantear mucho, finalmente no he querido dejar la ocasión de poder echar la vista atrás y reflexionar sobre todo el proceso de aprendizaje, experiencia y crecimiento acontecido. 

Tener la oportunidad de desarrollar mi profesión fuera de mi zona de confort fue todo un reto que acepté con gusto, tanto a nivel profesional como a nivel personal.

A lo largo de estos 10 años he tenido el privilegio de compartir mi camino con personas maravillosas que me han enseñado, cuidado y acompañado. 

A lo largo de estos 10 años me he seguido formando, he seguido aprendiendo de mis iguales y de la experiencia que te da estar presente e implicado en el aula y en tu alumnado, intentando siempre dar lo mejor de mí y poniendo tanto corazón como conocimiento en cada momento. 

A lo largo de estos 10 años he sido capaz de superar el proceso de oposición y convertirme en funcionario de carrera. 

A lo largo de estos 10 años me llevo conmigo amistades que se convierten en familia. 

Sin embargo, no hay luces sin sombras, y no sería justo no mostrar también la cara amarga de este recorrido.

Porque la propia autoexigencia y la reflexión sobre la propia práctica docente hace que a veces tengamos crisis vocacionales.

Porque nuestro trabajo implica a veces la pérdida de alumnado a muy temprana edad, con el duro golpe que ello conlleva. 

Porque al igual que hay personas que hacen bonito el camino, hay otras que lo convierten en un terreno inhóspito y hostil donde toca sobrevivir.

Porque velar por el bienestar de nuestro alumnado a veces implica posicionarte y plantarte ante determinadas políticas que juegan en su contra o ante determinadas injusticias que nuestra ética y nuestro sistema de valores no pueden tolerar. 

Porque hay veces que uno debe parar para poder cuidarse y coger impulso. Cuidarse para poder cuidar.

Gracias por leerme y acompañarme en estos 10 años. Sigamos haciendo camino juntos. Sigamos trabajando en equipo para hacer de nuestras aulas un lugar aún mejor para todas y cada una de las personas que conformamos esta comunidad. 

martes, 18 de junio de 2024

IKIGAI

Ya son casi 10 años desde que empecé mi andadura como maestro especialista de Pedagogía Terapéutica en la Comunidad de Madrid. Ya son 7 años desde que aprobé la oposición y saqué mi plaza. Pero pese a ello una cosa tengo clara: nunca dejo de aprender, y qué gran suerte que así sea.

Durante este curso asumimos un nuevo reto: poner en marcha un aula desde cero con peques que empezaban su primer año de escolarización directamente en una colegio de Educación Especial.

Creo que es importante, antes de continuar, hacer un inciso en este punto sobre el hecho de que niños y niñas de 3 años empiecen su escolaridad directamente en Educación Especial cuando no han agotado todas las vías posibles ni se les ha brindado la oportunidad, por dejadez o por mala fe, de poder cursar la etapa de Educación Infantil en un colegio ordinario con los recursos necesarios para ello.

El hecho es que es la administración quien toma las decisiones, y nosotros y nosotras, profesionales que estamos en las aulas a las que no se nos escucha, las personas encargadas de darles a nuestro alumnado la mejor acogida y la mejor educación posible. 

Así pues, llegados a este punto y teniendo clara la misión, ha tocado ponerse manos a la obra con la gran fortuna de contar con todo un equipo de magnificas personas y excelente profesionales que ha estado este año caminado a mi lado, tanto dentro como fuera del centro. 

Porque, no os voy a mentir, ha habido mucho tambaleo emocional y mucho autocuestionamiento sobre la mejor forma de abordar nuestro trabajo, siempre con afán de crecimiento y mejora profesional. La autoexigencia es lo que tiene.

Pero más allá de todo eso, también ha habido mucho logro conseguido, mucho vínculo sano establecido y mucha satisfacción por mi parte, sobre todo ahora que estamos a final de curso y podemos ver con perspectiva todo el gran trabajo que hemos realizado. 

Es, llegado este momento, donde entra en juego el vocablo que da título a este post, y es que en un post de Instagram pude descubrir la existencia de este concepto y su definición, y me parece de lo más acertado para definir el buen sabor de boca con el que acabo este curso, pues hace referencia al equilibrio que se encuentra entre lo que haces bien, lo que amas, lo que puedes hacer para ganarte la vida y lo que puedes hacer para hacer de este mundo un lugar mejor:

Por todo ello, doy las gracias a mis peques de este curso 23-24 por ayudarme a reafirmar mi Ikigai, y gracias a todas las personas que me han acompañado durante todo ese proceso. 

Espero y deseo que tú, querida lectora o querido lector, encuentres también tu Ikigai.

De momento no puedo más que desearos un feliz y merecido verano.

¡Volveremos en septiembre! 

martes, 5 de marzo de 2024

Sesgo de Género

Ahora que se acerca la tan señalada fecha del 8 de marzo me gustaría compartir una reflexión que ha aparecido de manera reciente en algunas conversaciones que he tenido sobre cómo se siguen manifestando, aún hoy día, los sesgos de género en la sociedad.

Para ello, partiré de una realidad personal: Yo soy Maestro especialista en Pedagogía Terapéutica y desarrollo sus funciones educativas en un Centro Público de Educación Especial, un ámbito laboral donde la gran mayoría de profesionales que trabajan son mujeres. 

Sin embargo, esta realidad también la viví en mi etapa universitaria, donde era el único chico que cursaba esta especialidad educativa. 

Es una situación que también se repite mucho, por ejemplo, en la etapa de Educación Infantil, pero que parece equilibrarse más conforme nos vamos acercando a la Educación Secundaria.

Ello me hace pensar que hay un sesgo de género importante que seguimos heredando y perpetuando, aunque sea de manera inconsciente, y es el de seguir asociando todo que nos parezca que tenga relación con los cuidados al género femenino. 

Del mismo modo ocurre a la inversa, por ejemplo, en carreras como por ejemplo las ingenierías, donde el número de alumnos que se matriculan supera con creces al de alumnas, por lo que me da que pensar que todo aquello que tiene relación con la ciencia o la tecnología sigue asociado al género masculino.

La cuestión es ver por qué se producen estos patrones, cómo se originan y se perpetúan, y como podemos desaprender o romper la cadena de cara a las generaciones venideras. 

Quizás sólo haga falta parar un momento a recapacitar para ver como el lenguaje sigue pervirtiendo estereotipos, como cuando vemos anuncios donde pone "se busca mujer para cuidar de persona mayor" o "se ofrece mujer para tareas de limpieza", lo que nos hace de manera inconsciente asumir un género a determinadas funciones, incluso hasta dentro de las propias familias donde al final las mujeres, por regla general, terminan asumiendo el rol de cuidadoras. 

Igualmente, podemos observarlo también cuando hay otras tareas que asociamos en nuestro imaginario común al género masculino: el mecánico, el fontanero, el informático... 

Cierto es que el cerebro humano genera unas estrategias de pensamiento para categorizar la realidad y ser capaz de dar respuestas rápidas a los distintos inputs de información. 

Es por ello que desde las aulas tenemos la responsabilidad de romper con este patrón de creencias para no seguir perpetuando unos roles aprendidos que en nada ayudan a la igualdad social o a la paridad en el ámbito laboral. 

Estamos en el camino, pero todavía nos queda mucho por caminar. 



miércoles, 24 de enero de 2024

Nada que celebrar

Hace cerca de dos años que estalló el conflicto bélico en Ucrania, y toda la comunidad internacional se lanzó en masa a posicionarse a favor del país que estaba siendo invadido. Era lo lógico, ¿no?

Durante ese tiempo los edificios institucionales lucían la bandera ucraniana en señal de apoyo, y muchos centros escolares se llenaron con estas banderas como forma de concienciar a nuestro alumnado de lo que estaba pasando.

Sin embargo, en un conflicto que lleva vigente 75 años y que se ha recrudecido hasta lo humana y moralmente insostenible en los últimos meses, no he visto que se haya actuado de la misma manera.

Cuando se tiene un poco de sentido crítico se puede mirar más allá y ver como los intereses geopolíticos y el mapa de amiguismos influye en que, de manera oficial, nos preocupe mucho más la invasión de un territorio que la de otro territorio. Al fin y al cabo, aquí la verdadera batalla está a menudo en quién controla el relato.

Pero en plena era de la información no se puede negar la evidencia: estamos asistiendo a unos niveles de crímenes de lesa humanidad en riguroso directo con casi toda la comunidad internacional poniéndose de perfil, apoyando al opresor o censurando y criminalizando a quienes se posicionan con el pueblo oprimido.

Llegados a ese punto, y viendo que ahora se aproxima el Día de la No Violencia y la Paz, me pregunto si realmente tenemos algo que celebrar ese día.

Es una idea que he repetido en anteriores entradas de este blog, y en la que pienso seguir insistiendo: la Paz no puede quedar relegada a un noble pero utópico deseo bondadoso al que sólo damos cabida una vez al año.

La escuela no puede permanecer indiferente a la realidad. Hablar abiertamente de la situación que se está viviendo, explorar sus diferentes narrativas y contranarrativas, entender las diferentes variables que intervienen en el conflicto y tomar perspectiva con sentido crítico es una de las principales tareas que debemos abordar en nuestras aulas para generar en nuestro alumnado aquellas competencias que le hagan un ser humano libre, con un buen sentido de la ética y de la justicia, y con criterio suficiente para comprender el mundo en el que vive más allá de lo que nos quieran contar. 

En este sentido, desde el grupo de Atención a la Diversidad de Acción Educativa, hemos querido lanzar una serie de recursos que creemos que pueden ayudar a profesorado, familias y otras personas que intervienen en la educación a trabajar el Día de la Paz más allá de los clásicos murales o las ya tan manías palomas. 

Porque el verdadero valor de la Educación para la Paz está más en la acción que en la intención, y cuando hablo de acción no hace falta a irse a grandes metas: basta con trabajar y apostar por la paz en cada pequeño resquicio de nuestro día a día. 

Para finalizar, os dejo una viñeta que ha publicado Pedripol para CTXT y que me parece realmente significativa para ilustrar y dar cierre al post. 

miércoles, 27 de diciembre de 2023

4.0

Durante este año 2023 se ha instalado de forma satisfactoria la versión 4.0 de mi persona y, dado que el título de este blog habla de aprendizajes, hoy quiero dedicar el post a los aprendizajes que he ido realizando para alcanzar dicha versión antes de dar paso al nuevo año.

Y es que me parece de vital importancia el ser capaces de manifestar orgullo de nuestros avances, algo que en muchas ocasiones nos han hecho creer que está mal visto, pero que, sin embargo, se ha convertido en uno de los múltiples aprendizajes desarrollados en este último año.

La versión 4.0 ha traído consigo importantes mejoras en la capacidad de resiliencia, de ser capaz de sobreponerse antes y mejor a la adversidad.

También incluye una dosis extra de autocuidado y amor propio, gracias a la cual hemos iniciado el camino del entrenamiento personal con la correspondiente mejora física, y se han conseguido establecer límites sanos respecto a algunos elementos nocivos para la salud mental. 

Es una versión mejorada, que ha eliminado cookies innecesarias y que ha dado mayor relevancia a los elementos de la vida que realmente importan.

En este sentido, se han podido subsanar una serie de errores que provocaban distorsiones cognitivas, creencias irracionales y un malestar generado a raíz de unas necesidades no tan necesarias. 

Es importante subrayar que, para poder realizar tales mejoras, hemos tenido que dedicar muchas horas de esfuerzo y sacrificio.

Además, al contrario de versiones anteriores, está versión deja patente que soy un ser completo, que yo me tengo a mí. No obstante, eso no quita que esta versión pueda mejorarse con actualizaciones externas, pero sin olvidar que estas actualizaciones son un extra, no una parte esencial para que el sujeto base pueda funcionar.

Soy plenamente consciente de que no a todo el mundo va a gustarle esta nueva versión, pero sé que lo importante es que me guste a mí.

Por supuesto, habrá que estar vigilantes y atentos ante posibles fallos de sistema para poder enmendarlos lo antes posible y que no vayan en detrimento de los avances logrados. 

Sólo espero y deseo, para este 2024, que esta versión siga funcionando igual de bien o mejor incluso, y que tú, querida lectora o querido lector, también encuentres aquella versión de ti que te haga sentir una persona plena, y que podamos compartir nuestros avances.


Gracias por acompañarme hasta aquí.

¡Feliz año nuevo! 


jueves, 5 de octubre de 2023

Hago lo que creo. Creo en lo que hago.

Hay una cosa en común que nos pasa a la gran mayoría de las personas. Nos gusta ir a misma peluquería de siempre porque la persona que nos atiende ya nos conoce y sabe el corte que solemos llevar. Nos gusta ir a nuestra frutería de confianza del barrio porque ya hay una relación de familiaridad. Solemos ir a nuestro bar de siempre donde el camarero ya nos conoce y nos hace sentir como en casa. Y todo ello se debe a un elemento que se halla presente en cada uno de los ejemplos que hemos mencionado: el vínculo.

El ser humano es un ser social por definición. Formamos comunidades donde cada persona cumple un rol, comunidades donde necesitamos sentir protección, seguridad y pertenencia. 

Y si, ya de por sí cualquier persona presenta estas preferencias y necesidades, con más razón van a ser algo de una importancia vital en nuestro alumnado.

Es por ello que, en este Día Mundial de los y las Docentes, quiero hacer un alegato sobre la gran responsabilidad que tenemos en la acogida y en el acompañamiento respetuoso a nuestro alumnado.

Porque, como hemos dicho en muchas ocasiones, nuestra función no queda meramente reducida a ser transmisores de contenido de sujetos pasivos. No hay que olvidar nunca que trabajamos con personas, personas que sienten, que piensan y que perciben, personas que necesitan encontrar en su aula y en su colegio un espacio seguro y una persona de referencia en la que poder confiar, personas con diferentes vivencias previas, diferentes personalidades y diferentes necesidades que debemos conocer y contemplar.

Por supuesto que en ocasiones deberemos ser rígidos, establecer límites y aplicar disciplina, pero nada de eso está reñido con una pedagogía del cuidado que ponga al ser humano y su necesidad de establecer vínculo en el centro, sino más bien lo contrario: un vínculo forjado desde el respeto será clave para una mayor efectividad y durabilidad de las pautas que establezcamos, ya que no están impuestas ni desde el miedo ni desde la falta de comprensión. 



Así que, mientras tenga voz y tenga espacios como éste para poder expresar mi opinión, seguiré defendiendo una escuela y un modelo de Educación acorde a los valores en los que me he desarrollado y acorde a la cantidad de estudios psicológicos y pedagógicos que avalan mi postura.

Al fin y al cabo, hago lo que creo, y creo en lo que hago. 


lunes, 18 de septiembre de 2023

Cuando la Educación no importa

Cuando la Educación no importa, no se valora el tiempo que invertimos docentes y otros perfiles educativos a principio de septiembre en preparar el centro escolar para la acogida del alumnado, y se tiende a adelantar cada vez más el inicio del curso.

Cuando la Educación no importa, no se contrata al personal necesario para que, desde el primer día de clase, el alumnado tenga garantizado su derecho a una atención educativa de calidad, y se prorrogan estas contrataciones, ya sea por incompetencia o por mala fe, de manera que hemos pasado ya el ecuador de este primer mes y aún no tenemos completas las plantillas en los centros.

Cuando la Educación no importa, sobrecargamos las ratios de los centros y de las aulas, aunque ello implique que la calidad de la atención recibida por parte del alumnado se vea afectada.

Cuando la Educación no importa, recortamos y escatimamos en recursos.

Cuando la Educación no importa, externalizamos servicios tan fundamentales como el de transporte o comedor, buscando siempre el mejor postor que nos ahorre presupuesto y no preocupándonos sobre la calidad del servicio prestado.  

Cuando la Educación no importa, las leyes que la gestionan siempre se ven sometidas a los designios de cada color político, lo que conduce a los profesionales a un sentimiento de saturación y apatía ante tanta modificación sin tener en cuenta sus voces o que tan noble cometido debería ser una cuestión de Estado y no quedar a expensas de vaivenes partidistas.  

Cuando la Educación no importa, hacemos más compleja la solicitud de becas, reducimos los plazos de tramitación o anulamos directamente las becas para el comedor escolar.

Cuando la Educación no importa, tenemos a las alumnas y a los alumnos estudiando en edificios que se hallan en condiciones pésimas por mal mantenimiento, en barracones o con escuelas aún sin terminar. 

Cuando la Educación no importa, mucho menos importa la atención a la diversidad, y se acaba dejando a este alumnado sin acceso a recursos que precisan para su escolaridad o condenándolos a una modalidad educativa que no es la que le debería corresponder. 

Cuando la Educación no importa, nos toca a nosotros y a nosotras, como familia, como personal docente o como profesional que ejerce sus funciones en un centro educativo, defenderla antes quienes la quieren ver como un gasto y no como una inversión, como un negocio y no como un derecho.

Cuando la Educación no importa, es nuestro deber visibilizar su valor y recordar que todo alumno y alumna tiene derecho a una Educación Pública, Inclusiva y de Calidad. 

Cuando la Educación no importa, es el momento de recuperar el sentimiento de colectividad, de unir fuerzas y de reivindicar su relevancia.

Cuando la Educación no importa, hagamos que importe.