Manuel López y Mohamed Faitah en el desarrollo de su ponencia. |
El segundo evento es el haber entrado ya en la década de los treinta, un aspecto que no debería tener más relevancia que la de cumplir un año más, pero que me hace pensar mucho acerca de como se supone que debería encontrarme a estas alturas de mi vida según esos argumentos y esas promesas de futuro que se nos fueron inculcando durante nuestra etapa de estudiantes, y lo lejos que todo ello se halla de la realidad.
Así pues, de ambos eventos puede extraerse una conclusión común, que es la necesidad de romper con esa retahíla que, a pesar de haber sido útil en épocas pasadas, se encuentra totalmente desfasada en la actualidad.
Se habló durante la ponencia de la necesidad de educar en competencias, un tema que lleva tiempo dando de que hablar en la comunidad educativa pero que no termina de cuajar por el trabajo que nos cuesta salirnos de ese otro modelo anticuado que permanece aún vigente en la práctica docente. Y es que, como el mismo ponente nos decía, el saber caduca. Es por ello que debemos preparar a nuestro alumnado para ser capaces de desenvolverse ante el gran flujo de información que se mueve en nuestra sociedad.
También debemos romper con la imagen del docente como único poseedor del conocimiento y de la escuela como único agente educador. Seguir anclados en ese paradigma provoca que haya una importante brecha entre las necesidades de nuestro alumnado y la rigidez de la enseñanza tradicional.
Supongo que a todos nos ha pasado alguna vez que un determinado alumno o alumna nos ha preguntado "¿y esto para qué sirve?". Yo por ello cada vez que doy clase procuro que los contenidos que vayamos trabajando los vayamos construyendo nosotros mismos y buscar ejemplos prácticos en los que se pueda aplicar. En ocasiones esto se convierte en un arma de doble filo, porque nuestro alumnado se halla a veces tan acostumbrado a la enseñanza tradicional de "estudiar por estudiar para así aprobar y que el profesor le deje tranquilo" que les choca estos nuevos métodos y reclama volver a lo que se supone que es "lo normal en clase".
Sin embargo, si somos capaces de formar a nuestro alumnado en competencias, en crear ciudadanos preparados para afrontar cualquier situación que pueda surgir y les hacemos entender lo beneficioso de dominar dichas competencias, estaremos evitando que se creen nuevamente falsas expectativas que ya hoy día en nuestras aulas han perdido toda credibilidad al ver la situación que nos está tocando vivir.
Así pues, mientras las administraciones pertinentes no tomen medidas al respecto, en nuestras manos está el evitar que se produzca en España otra mal llamada generación perdida, pues, a fin de cuentas, no dejamos de ser una generación engañada, ya haya sido de forma consciente o inconsciente.
Para finalizar, os dejo una cita extraída de la ponencia anteriormente nombrada, y es que "El futuro no está en formar mano de obra, está en el capital cultural, en el potencial humano. Reinventemos la escuela".