Septiembre ya ha llegado y, tras un necesario periodo de descanso y desconexión en mi tierra natal, toca afrontar con ilusión y entusiasmo un nuevo curso escolar; un nuevo curso donde, tras algunos años de intentos fallidos de continuar en el colegio donde hubiera ejercido el curso anterior, repito en el mismo centro educativo de manera consecutiva, pues es el centro que ya me ha sido asignado como destino definitivo ahora que, después de haber afrontado el proceso opositor en varias ocasiones, por fin tengo mi plaza.
Eso hace que por fin pueda dar continuidad al trabajo comenzado el año anterior, algo que siempre he echado en falta desde que empecé a desarrollar mi labor docente como maestro interino en la Comunidad de Madrid, teniendo la sensación de que siempre dejaba a medias todo lo iniciado año tras año en cada nuevo destino en el que me tocaba estar.
Lo peor de todo esto, como ya he defendido en otras ocasiones, es que ello repercute, en muchos de los casos (salvo en algunas ocasiones en las que, por desgracia, se trata más de un alivio que de una perdida), en la calidad de la atención educativa que se les presta a los chicos y chicas que conforman nuestros centros, pues que tengan continuidad con sus personas de referencia significa que ya se parte de un entorno de confianza y de un conocimiento mutuo que ayuda mucho a que, tanto el trabajo a desarrollar como las relaciones personales que de esta interacción se generan, fluyan de una manera mucho más cercana y natural, partiendo todas las partes de una base previa.
Es por ello que estoy realmente contento con poder seguir este año trabajando con parte del que fue mi grupo durante el curso anterior, y de disponer ya de un espacio propio acondicionado para ellos y para dar la bienvenida a los nuevos miembros que lo van a conformar.
Además, me parece una gran suerte poder seguir contando en mi equipo de trabajo profesional con algunas personas con las que ya he tenido el gusto de trabajar y colaborar de una manera muy eficaz, implicada y positiva, además de compartir centro con muchas otras personas con las que, aunque no trabaje directamente, me alegra mucho poder contar.
En definitiva, espero que este nuevo año sea otra oportunidad para seguir creciendo, aprendiendo y mejorando, para seguir cumpliendo metas, alcanzando objetivos y para ofrecer a mi alumnado lo mejor de mi persona en todo momento en estrecha colaboración y cooperación con el resto de personas que conforman nuestro colegio y nuestra comunidad, contribuyendo con ello al buen clima de centro y poner así mi granito de arena para hacer que éste sea un lugar donde a todos y a todas nos guste estar.
¡Feliz comienzo de curso a todas y a todos!
¡Y todo mi apoyo para quienes este año tenéis que volver a opositar!
Me alegra mucho que este año continúes en el mismo colegio y con el mismo grupo,pues cómo se suele decir los comienzos son duros y tú ya tienes tu base hecha,no partes de cero como en cursos anteriores y los críos ya te conocen. Te deseo un buen año escolar con muchas vivencias y satisfacciones con tus chic@s😙😙
ResponderEliminarQue tengas un gran y fructifero año Jesús, dejas huella por donde pasas, un abrazo.
ResponderEliminarPD: Cuando alguien es maestro por vocación, no hay quien lo pare en su afán de superación y ayuda al alumnado.