jueves, 2 de abril de 2020

Teletrabajo, Educación, Autismo y Diversidad

Durante estos días de confinamiento todo el conjunto de la sociedad ha tenido que adaptarse ante una situación inesperada, excepcional y nunca anteriormente experimentada.

Ello ha implicado un repentino cambio en la forma de gestionar muchos de nuestros trabajos, ahora de manera telemática desde nuestros hogares, siendo ésta, como sabéis, la vía que también se ha elegido desde Educación.


Sin embargo, la realidad nos está demostrando que nuestro sistema educativo, tal y como está concebido, no estaba preparado para operar desde la distancia, y que, aunque lo estuviera, le faltaría un factor esencial, algo que en estos días de aislamiento hemos aprendido a revalorar, y es la presencia humana.

La cuestión es que, de un día para otro, hemos tenido que reinventar la forma de afrontar nuestra profesión. En algunos de los casos, se ha intentado calcar y plasmar la forma de proceder de una clase al mundo digital, mientras que en otros se ha procurado tener en cuenta que, ante una situación tan particular, se debe cambiar el enfoque sobre como vamos a llevar a cabo nuestras diferentes propuestas de actividades, ya que, si de por sí un sistema educativo de calidad exige flexibilidad, en estos momentos dicha premisa es aún más importante de destacar.

Ahora vemos con más claridad la gran desigualdad social que existe en muchas de nuestras aulas, que la era digital sigue sin estar al alcance de todos y que tener un móvil en el bolsillo no significa saber escribir un documento de texto, enviar un e-mail o navegar.

También vemos como hay hogares donde las familias tienen que enfrentarse a una situación nueva con la que no contaban, y debemos entender que en muchos casos el atender a las tareas que se puedan enviar desde la escuela dejen de ser una prioridad, por no hablar ya de la carencia en casa de impresoras o de material escolar y la no posibilidad de poder salir a comprarlo.

Aparte de todo esto, se suma una brecha social y cultural, sobre todo cuando en tu aula existen familias que por su situación socioeconómica se encuentra en riesgo de exclusión o familias cuya lengua materna dificulta mucho las posibilidades de entendimiento mutuo en este tipo de situación, así como cualquier otro tipo de circunstancias que supongan un handicap en estos momentos.

Igualmente hay que tener en cuenta la situación familiar de cada profesional de la Educación y en qué circunstancias tiene que afrontar este confinamiento en sus hogares, ya que hay muchas personas que tienen hijos o familiares a cargo a los que atender también y deben hacer auténticos malabares para ser capaces de llegar a todo, existiendo seguramente, al igual que decíamos con anterioridad, otra serie de circunstancias que quizás desconozcamos o sobre las que no nos hayamos parado a pensar.

Mención aparte merece la Educación Especial en este sentido, pues una vez más es la gran desconocida, ya que en muchos de nuestros casos el trabajo que realizamos requiere unos recursos personales y materiales muy específicos, y trabajamos desde la regulación de conductas hasta la adquisición de un sistema alternativo de comunicación o la estimulación multisensorial, lo que se traduce en grandes dificultades para mantener un sistema de trabajo telemático al uso como se está planteando a nivel de los centros ordinarios (y aún así me temo que ese planteamiento también se nos queda corto para poder ofrecer la respuesta que desearíamos dar a toda la diversidad de estilos de aprendizajes y de necesidades educativas que se podamos encontrarnos).

No obstante, debo decir que, por lo que respecta a mis compañeros y compañeras de profesión, lo que constato cuando hablamos es su gran preocupación por cómo estará pasando estos días su alumnado y por estar en contacto tanto con éste como con sus familias para saber que tipo de necesidades se pueden plantear y cómo, desde nuestro papel profesional, pero también desde la cercanía emocional que esta vocación conlleva, podemos acompañarles y atenderles mejor.


Y es que somos muchos los profesionales educativos que durante todo este tiempo hemos estado coordinándonos, implicándonos, intercambiando ideas, recursos y materiales, aprendiendo a manejarnos en las tecnología de la información y de la comunicación, y pensando en posibles propuestas, actividades y formas de conectar con nuestro alumnado, por lo que desde aquí quiero enviar un mensaje de reconocimiento y de gratitud hacia la increíble labor que están realizando, así como también un mensaje de ánimo, de aliento y de admiración hacia nuestro alumnado y hacia sus familias en estos tiempos tan inciertos. 

Después de todo, esto no hace más que poner aún más de manifiesto que educar es, ante todo, cuidar, en el sentido más amplio de la palabra. Somos profesionales, pero ante todo, somos humanos. 

Por último, pero no por ello menos importante, hoy es día 2 de abril, Día Mundial de Concienciación del Trastorno del Espectro Autista (TEA), y desde aquí me gustaría ayudar a visibilizar aún más a este colectivo que ha tenido que enfrentarse a críticas, insultos y situaciones violentas durante este tiempo de confinamiento debido a la nefasta actitud de una serie de personas que han decidido convertirse en justicieros del balcón, así que pido respeto y ante todo empatía y un poquito más de comprensión hacia esta realidad, lleven o no lleven un distintivo azul, ya que creo que nadie tendría que ser etiquetado para ser respetado.




Recordad que las personas con discapacidad tienen flexibilidad para poder salir, tomando las medidas pertinentes, a la calle, debido a que pueden generarse conductas complicadas o desarrollarse anomalías en su forma de afrontar el día a día debido al cambio tan radical de modo de vida que han experimentado.

Es, por lo tanto, fundamental seguir recalcando la importancia de una escuela y una sociedad inclusiva, diversa y plural que visualice tanto ésta como muchas otras realidades existentes y de cabida a todas las personas sin importar su condición.

En este sentido, os recomiendo este cuento que hoy ha compartido con nosotros una gran amiga y compañera de profesión. Espero que os guste.

Para finalizar, me despido con ese icónico arco iris que se ha convertido en todo un símbolo de esperanza y de aliento en estos tiempos que nos han tocado vivir.



Todo va a salir bien.

Cuídate.

1 comentario:

  1. Eres maravilloso, comparto tus palabras compañero. Un abrazo grande (deseando que sea pronto en directo)

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