lunes, 28 de diciembre de 2020

Lecciones de pandemia

Estamos estos días viviendo unas navidades atípicas y el final de un año aún más atípico que quedará marcado en nuestra historia.

Creo que si hace un año por estas fechas nos preguntaran que esperábamos para el 2020, nadie nos hubiéramos imaginado, ni de lejos, lo que estaba a punto de ocurrir. 

Sin embargo, ocurrió, y lo más que podemos hacer ahora es reflexionar y aprender de ello.

Porque, admitámoslo, la pandemia ha puesto en jaque y en tela de juicio muchos aspectos de nuestra vida en sociedad y de nuestra forma de relacionarnos con el medio que nos rodea.

Y es que, como si de un iceberg se tratase, nuestro barco ha chocado de lleno contra la punta del mismo, pero obviamos que la verdadera pandemia que nos acecha se esconde bajo la superficie, y por mucho que nos empeñemos en asociar lo ocurrido a un mal año, no debemos olvidar que en 2021 la amenaza fantasma seguirá estando ahí.

Es por ello que además reflexionar sobre lo que ha supuesto 2020, como seguramente hagamos la inmensa mayoría ahora que se acaba el año, también nos va a tocar mirar más allá para pasar de la reflexión a la acción.

Dicha acción se debería materializar, en primer lugar, en revertir todo lo que podamos el inminente cambio climático que altera las temperaturas, las estaciones y el equilibrio entre especies, haciéndonos más vulnerables y abocando a nuestro planeta a una grave crisis.

A todo ello se sumaría el revisar un sistema económico basado en un ritmo de consumo que se ha demostrado insostenible y que también ha quedado en evidencia durante este año.

Por otro lado, se ha potenciado durante tanto y tanto tiempo el individualismo, que en situaciones como ésta hemos visto las enormes dificultades que tenemos para pensar y actuar como sociedad - y no digamos ya como especie -, por lo que debemos poner de nuevo en valor la importancia de lo colectivo.

Además, durante este tiempo también hemos visto como se agrandaba la brecha de la desigualdad al tiempo que hemos pagado las consecuencias de tantos años de políticas de recortes, privatizaciones y austeridad, sobre todo en lo que a sistema sanitario e inversión en ciencia e investigación se refiere. Es por esta razón que se hace necesario defender lo público como garante de equidad y bienestar, y potenciar el pensamiento científico como vía de desarrollo para la humanidad. 

No obstante, sé que la inercia general será la de volver a la vorágine anterior a todo esto, y más ahora que ha comenzado el proceso de vacunación, pero confío en que sepamos apreciar la lección que la pandemia nos deja y valorar más nuestra calidad de vida y todas aquellas otras cuestiones en las que antes no solíamos reparar.

Por lo tanto, el reto que se nos plantea para este nuevo año será poner en marcha esta acción de cambio, y nuestro papel desde la escuela será empezar desde ya a educar a las generaciones que van a hacer posible dicho proceso y que van a recoger los frutos de los esfuerzos que hagamos ahora en el presente. 

Para finalizar, os dejo con una ilustración de @graphicroozane que me ha resultado muy llamativa.


¡Feliz 2021! 

No hay comentarios:

Publicar un comentario