lunes, 23 de noviembre de 2015

Lecciones de School of Rock para la Escuela Moderna

Para quien no conozca o no haya visto la película School of Rock recomiendo encarecidamente que se vea antes de la lectura de esta entrada, tanto por evitar algún indeseado spoiler como por disfrutar del visionado de la misma.

Si la viste en su día pero no la recuerdas muy bien procedo a ponerte en situación: Se trata de una película protagonizada por Jack Black (al que el doblaje de Dani Martín al castellano le hace un flaco favor) en la que un fracasado rockero se hace pasar por maestro de una prestigiosa escuela para poder pagar su alquiler, pero una vez allí se da cuenta del gran talento musical que posee su alumnado y al cual no le están dando ni la importancia que merece ni ninguna proyección, por lo que decide actuar al respecto.

Cierto es que los primeros motivos que llevan a nuestro protagonista a actuar no tienen en sí un fin educativo, ya que solamente se basa en intereses egoístas y personales, pero, a raíz de este hecho, vemos como va poniendo en práctica, de manera inconsciente, muchas de las diferentes metodologías y teorías de la educación de las que tanto hablamos en la actualidad.

Así pues, retomando un poco el hilo de nuestra película, cuando nuestro impostor de maestro descubre el talento de sus alumnos y alumnas se da cuenta de que tiene que hacer algo al respecto y decide centrar a partir de ahora sus clases en llevar a cabo un proyecto conjunto en el que todos y todas tendrán una función que será clave para el buen desarrollo del mismo, y cuya finalidad es crear una banda de rock que participará en un certamen musical.

En este hecho vemos reflejados varios fundamentos importantes que procedemos a detallar a modo de lecciones que convienen recordar:

- Lección Nº 1: La primera de todas ellas es que se pone en práctica el llamado Aprendizaje Basado en Proyectos, mediante el cual se establece una temática a abordar de forma globalizada y se asignan roles y funciones a cada alumno y alumna atendiendo a sus intereses, talentos, necesidades y características personales. Estas funciones no son fijas ni están cerradas, sino que pueden amoldarse según las circunstancias o la evolución del mismo proyecto. Estos roles asignados hacen que el alumnado potencie su autonomía en el aula y que sea responsable de la parte que le corresponde en el desarrollo del proyecto que comparten.


- Lección Nº 2: En segundo lugar vemos como entran en juego las Inteligencias Múltiples al permitir que cada uno de los alumnos y alumnas potencie el campo del saber en el que sobresale y que, mediante este hecho, pueda dar la mejor versión de sí mismo para que el proyecto resultante sea exitoso. Quizás no todos tengan que estar tocando un instrumento; quizás haya otros cuya aportación se base más en su creatividad para el diseño, en sus dotes para la informática y la iluminación o en su capacidad para el liderazgo y las relaciones públicas. En definitiva, se trata de trabajar la atención a la diversidad desde un punto de vista constructivo en el que las diferencias sumen y en lugar de restar.

- Lección Nº 3: Al ser un proyecto compartido, vemos que el aprendizaje es cooperativo, y que el éxito del proyecto depende de que exista una buena coordinación entre sus componentes. Todos deben tener clara cual es su función, pero también conocer la de los que le rodean. De este modo, todos ganan importancia dentro del proyecto y crea un sentimiento de equipo y de unidad. Esto pasa en cualquier grupo de música o de teatro que se precie.

- Lección Nº 4: Se trata de un aprendizaje significativo en el que existe una motivación y una implicación emocional por parte del alumnado, al que no le importa estudiarse toda la historia del origen y evolución del rock si ello conlleva conocer mejor aquello en lo que andan trabajando. Por lo tanto, deben investigar y documentarse sobre la materia para poder hacerlo lo mejor posible. De esta manera disfrutan aprendiendo y poniendo en práctica lo aprendido. Es más, ya que cada uno tiene una función dentro del proyecto, sus deberes estarán personalizados de cara a lo que tienen que aportar y lo que tienen que saber para hacerlo lo mejor posible. 


- Lección Nº 5: Jack Black interpreta a un maestro que, aunque no tenga amplios conocimientos de docencia, tiene un carácter que le hace conectar rápidamente con sus estudiantes. Con esto no quiero decir que no sea necesaria la formación, que lo es, pero sí que es fundamental  las ganas que le pones a la enseñanza. En este caso se trata de un docente con carisma que invita a su alumnado a participar en clase, a compartir ideas, a reflexionar, a crear, a votar propuestas, les hace participes de su propio proyecto, les conoce personalmente y sabe como tiene que hacer para que se sientan implicados, dándoles ánimos cuando lo considera necesario y valorando positivamente sus aportaciones. En resumidas cuenta, nuestra actitud hacia el alumnado es fundamental para el desarrollo de sus capacidades.

- Lección Nº 6: Se antepone por completo a la enseñanza tradicional, la cuál vemos reflejada en la figura estricta pero angustiada de la directora del colegio y en la actitud exigente de las familias, aunque ambas partes relajan su postura cuando ven en vivo y en directo la puesta en escena de lo que han estado trabajando en clase, empezando a emocionarse y a sentirse orgullosos de lo que los chicos son capaces de hacer, ayudando esto también a demostrar que a veces hay facetas de nuestros hijos e hijas y de nuestros alumnos y alumnas que desconocemos por completo.

- Lección Nº 7: Todo lo anteriormente recapitulado nos lleva a concluir que lo que más sentido le da al proyecto es la posibilidad de poder mostrarlo. En nuestro caso, el hecho de llevar luego a un escenario todo lo ensayado en clase. De nada tiene sentido currarse un proyecto si va a quedar relegado a un cajón de la clase. Los proyectos están vivos, y necesitan darse a valer para mayor gozo y disfrute de quienes durante tanto tiempo han trabajado en ello. Es fundamental sentirnos valorados como personas y ver que nuestro esfuerzo tiene sentido. y sobre todo, que lo construido no muera en la exposición final, sino que esto sirva de enlace y de inicio para nuevos aprendizajes que luego vendrán.


Como bien cantan al final de la película, "it's a long way to the top if you wanna rock and roll". Ahora, cambiemos "rock and roll" por educación y apliquémonos todos la lección.

jueves, 5 de noviembre de 2015

Obsesión por la Evaluación

Supongo que vosotros también, al igual que yo, os habréis vistos sorprendidos por la reciente noticia de querer vincular el sueldo del cuerpo docente al logro de resultados. Este hecho es, en sí mismo, todo un despropósito, porque reduce y simplifica todo el proceso educativo hasta tal punto de creer que nuestro trabajo no es más que un binomio de estímulo-respuesta, sin tener en cuenta las numerosas variables que intervienen a lo largo de todo dicho proceso.

En primer lugar, vuelve a incidir en la inteligencia puramente academicista como la única valida en la escuela y en la vida, priorizando ante todo la capacidad de memorizar y olvidando el resto de inteligencias, facetas y planos que caracterizan y que componen nuestra esencia humana. En otras palabras, nos empobrece a nivel personal reduciendo nuestra valía únicamente a letras y a números, cuando somos un todo completo e integral.


En segundo lugar, no podemos entender la escuela como una fábrica de producción en cadena, pues en nuestro trabajo prima ante todo el factor humano. Por eso mismo, este tipo de propuestas no respeta para nada la diversidad existente en nuestra geografía y en nuestros centros, pues vuelve a establecer un listón único como objetivo a superar, sin importar la singularidades de cada zona concreta o de cada persona. ¿Qué pasará entonces cuando nos encontremos en un centro de difícil desempeño donde las prioridades se centrarán más en un plano actitudinal que en un plano curricular? ¿O que será del alumnado que presente alguna necesidad educativa y que precise de una adaptación? ¿Se respetarán este tipo de situaciones a la hora de medir dichos resultados?


En tercer lugar, la obsesión por obtener los mejores resultados fomentará muchísimo más la competitividad entre centros y entre compañeros, pues seguramente se seguirá extendiendo la mala costumbre de hacer rankings con los mejores y los peores colegios, y se hará todo lo posible por mantenerse en la parte alta de la lista, sin importar cuanto machaque innecesario reciba el alumnado o si se dejan de lado aprendizajes que, siendo necesarios para su formación y desarrollo, sabemos que las pruebas que se realicen no van a medir, y por tanto, pasan a estar en segundo lugar, tal y como está ocurriendo ahora con las humanidades o las artísticas.

Sabido es ya que en España existe una cultura de la evaluación muy viciada y arraigada, la cual nos lleva a que los aprendizajes que realizamos en el aula estén directamente enfocados a conseguir un buen resultado en la evaluación que vendrá posteriormente, en lugar de utilizar la evaluación como instrumento de recogida de información referente a todo el proceso educativo para que nos ayude a seguir orientando nuestro trabajo y el avance de nuestro alumnado. Así pues, con este tipo de medidas, será todavía más importante obtener un buen resultado que adquirir un buen bagaje de aprendizajes y de competencias.


En cuarto lugar, supone un gran retroceso para todas las innovaciones y todos los avances que se están llevando a cabo en materia de Educación y Pedagogía, la mayoría de ellos nacidos de las propias aulas y del saber colectivo que nos ofrecen hoy en día las Tecnologías de la Interacción y de la Comunicación, en un mundo cada vez más globalizado donde importa más el cooperar que el competir.

Si se impone este modelo planteado, se dejaría menos vía libre para que docentes implicados siguieran innovando en las aulas y poniendo en prácticas nuevas metodologías que les lleve a una mejora de los aprendizajes y del trabajo del aula, pues los modelos estandarizados de evaluación impondrían el ritmo ineludible de las clases.

Todo este hecho se agrava cuando, además, dicen que quieren observar si el docente realiza un buen trabajo en el aula mediante grabaciones de vídeo. En este sentido, yo me pregunto: ¿Quiénes son los que se van a encargar de evaluar si realizamos o no un buen trabajo? ¿Acaso son aquellos mismos que aprueban leyes educativas sin tener ni idea de la Educación y sin contar con la Comunidad Educativa?


Mucho me temo que todo esto supone un gran retroceso en materia educativa, pues parece probable que todo aquel que se salga de "lo tradicional" puede correr el riesgo de pagar las consecuencias, aunque sus metodologías y propuestas se demuestren útiles y eficaces.

Creo, en resumidas cuentas, que se está poniendo el punto de mira en la diana errónea, aunque no descarto del todo que se trate solamente de un error. Cierto es que llevamos viviendo desde hace algún tiempo una campaña de desprestigio generalizada a nuestra función docente, y esta noticia cae como un jarro de agua fría después de ver que cada vez salen más a la luz ejemplos prácticos de innovaciones que se realizan día a día en nuestras aulas, sobre todo a partir del hecho de que César Bona fuera nominado para estar entre los mejores maestros de todo el mundo.

La Educación en sí misma no puede ser entendida como un acto de control y sometimiento, sino como un proceso de desarrollo pleno del individuo a lo largo de toda la vida. Si realmente queremos una Educación de Calidad (palabra con la que tanto se les llena la boca y que tan poco vemos aplicada a la realidad) debemos poner el punto de mira en dos hechos fundamentales para asegurarnos de que tenemos en nuestras aulas sólo a los mejores docentes:

1) Revisar por completo la formación que reciben los futuros maestros y maestras en las universidades, dándole a esta un sentido más práctico y vinculado a la realidad, así como estando a la última en lo que a innovaciones educativas se refiere, y subiendo la nota de corte a la hora de acceder a la misma, para darle mayor prestigio que el de ser una carrera para "fracasados" o "gente que llega de rebote".

2) Buscar otras formas mucho más efectivas a la hora de seleccionar al profesorado que pasará a formar parte del Cuerpo Docente del Estado, pues considero que el actual sistema de oposición no llega a abarcar todo lo que se precisa para ser un buen maestro o una buena maestra, quedándose corto y desfasado.

Esto no es algo que defienda ahora a raíz de esta noticia. Yo mismo de hecho he sufrido, tanto directamente como a través de seres queridos, la ineptitud de muchos supuestos maestros y maestras, y el hecho que de exista gente así ocupando puestos docentes es algo que siempre he denunciado abiertamente. Sin embargo, no se trata de hacer pagar justos por pecadores, sino de prevenir que estos puestos de trabajo estén ocupados por personas que no siente el más mínimo aprecio por lo que implica su profesión.


Lo que nos tiene que quedar claro es que no todo el mundo vale para dedicarse a la enseñanza, y que nuestra profesión no es algo tan fácil y sencillo como muchos se empeñan en señalar. Si alguien quiere ser testigo de mi trabajo diario tiene la puerta de mi clase abierta, pues no tengo en el desarrollo de mi vocación nada que ocultar. Lo que no me apetece es que ni alumnado ni profesorado seamos controlados y censurados por gente que no entiende ni valora la Educación como tal.


jueves, 1 de octubre de 2015

"Repaso de mis pasos"

Ha vuelto a comenzar el curso escolar, aunque este año no haya comenzado como ninguno de los anteriores… o al menos para mí.

Ha sido un duro y costoso recorrido, han sido muchos años de esfuerzos, ilusiones, sacrificios y fracasos, y han sido muchas las experiencias profesionales que he vivido antes de llegar a donde ahora me hallo.

Hace apenas un año, cuando escribí aquello de “A mí no me digas que no se puede”, todo esto era aún impensable. Yo jugué todas mis cartas, y Madrid me dio la oportunidad. Este año será por fin mi primer curso escolar completo como maestro en un centro ejerciendo mi especialidad; este año, tras unas duras oposiciones, por fin tengo mi vacante.

Es por ello que considero de justicia volver la vista atrás en el tiempo y agradecer a todas aquellas personas que me han apoyado y que han creído en mí sus aportaciones a nivel tanto personal como profesional, utilizando para ello nuevamente el nombre de una canción del gran Nach para dar título a esta entrada.

Nunca debemos olvidar de dónde venimos. En mi caso, parto del seno de una familia humilde que no dudó ni un momento en hacer todo lo posible por proporcionaros no sólo un buen futuro, sino también una buena educación y un férreo sistema de valores.

El capricho del destino quiso que, entre las opciones que podría estudiar en mi pequeña ciudad, se presentara la de magisterio como la más viable, cuando aún por entonces mi concepción de la enseñanza arrastraba demasiado lastre de lo que había sido mi vida de estudiante.

Tras dos años y medio de asignaturas en su mayoría descontextualizadas y temarios en gran parte desfasados, llegó el momento de la carrera donde más aprendí: mis prácticas como maestro de Pedagogía Terapéutica en el C.E.I.P. Ramón y Cajal de Ceuta. Fue ahí donde empecé a descubrir la pasión por esta vocación de la mano de varios profesionales que se volcaron con mi estancia en su centro y de un alumnado muy agradecido con mi función.

Tras esto, pasé también una temporada trabajando como personal externo en otro C.E.I.P. de la ciudad: el Federico García Lorca, donde también tuve una gran acogida. Tanto es así, que cuando cursé mi segunda especialidad en Educación Infantil escogí su centro para realizar mi nuevo periodo de prácticas.

Pasó el tiempo, y en ese periodo se combinaron mis fracasos en las oposiciones con otras experiencias laborales fuera del contexto escolar, hasta que, cuando parecía que ya trabajar de lo mío no iba a ser posible, llegó la que podría denominar como la mayor experiencia educativa vivida en mi estancia en Ceuta, la cual me permitió expandir ampliamente mis puntos de mira y me aportó grandes conocimientos sobre docencia a la vez que grandes emociones.

Me refiero a los varios años que estuve trabajando en el Polifuncional de la barriada Príncipe Alfonso, interviniendo de manera global y multidisciplinar con colectivos en riesgo de exclusión, siendo para mí una de las experiencias laborales más gratificantes y a la vez de las más intensas, a través de la cual tuve el gusto de conocer a grandes profesionales y a personas maravillosas.

Sin embargo, pese a lo contento que me sentía con el trabajo allí realizado, veía que no me ofrecía una opción estable de futuro ni tampoco una continuidad, al estar combinando contratos temporales (en su mayoría precarios) con periodos de inactividad o con otros trabajos, como otros cursos que he podido ir impartiendo o clases particulares. Al fin y al cabo siempre me he estado moviendo para evitar estar parado, al tiempo que he estado en continua formación. 

No obstante, nunca cesé en mi empeño de aprobar la oposición, y, si las opciones en Ceuta para ello eran escasas, tenía que poner mi punto de mira más allá del Estrecho de Gibraltar. Así pues, empecé a opositar en Andalucía y en Madrid, y comencé a movilizarme también para encontrar empleo fuera de mi ciudad e incluso fuera de mi país. Mi predisposición a irme a trabajar a donde fuese necesario era plena, e incluso cerré mi puerta a seguir impartiendo cursos de formación en Ceuta para marcharme fuera de la ciudad a preparar aún con más intensidad mis oposiciones.

Fue justo entonces cuando recibí una llamada imprevista desde Madrid: había llegado mi momento. De la noche a la mañana me vi sorprendido por un cambio tan deseado como inesperado. Partía hacia la capital, mi carrera profesional como Maestro de Pedagogía Terapéutica por fin daba comienzo, y Móstoles sería mi primer destino.

El resto de la historia creo que ya la sabéis: tuve la suerte en trabajar en dos centros escolares muy distintos entre sí, pero en ambos tuve una magnífica acogida, de ambos me llevo muy gratos recuerdos y buenas amistades, y en ambos siento que he dejado una importante y profunda huella. Os hablo del C.E.E.Miguel de Unamuno y del C.E.I.P. Las Cumbres, sobre los cuales ya he escrito en alguna ocasión, y siempre formarán parte de mí.

Sin embargo, como bien decía Queen, "el espectáculo debe continuar", y seguiré en la rueda del interino cambiando de destino hasta que alcance mi próximo objetivo: obtener mi propia plaza.

Así pues, vuelvo a agradecer a familia, amistades y compañeros de profesión su apoyo incondicional, así como su ayuda y sus aportaciones para afrontar todo este duro recorrido del que os hablaba al inicio, un recorrido que no ha finalizado aún, pues esto no ha hecho más que comenzar.



martes, 30 de junio de 2015

"Primer Año, Segunda Casa"

Un año más, hemos llegado al final del presente curso escolar, aunque en realidad no haya sido realmente un año más. Más bien podríamos decir que se trata del primer año, el primer año de todos los que están aún por llegar, y la verdad es que no podría haber tenido un mejor estreno como maestro en los dos centros educativos en los que he tenido el gusto de desarrollar mis funciones docentes este año: El CEE Miguel de Unamuno, al que en su día ya le dediqué su propia entrada en este blog, y el CEIP Las Cumbres, al cual realicé también una dedicatoria en el propio periódico del colegio, y que procedo a compartir con todos vosotros y vosotras a continuación:

"PRIMER AÑO, SEGUNDA CASA"

"Nunca se sabe lo que es el destino ni lo que éste nos puede deparar. Nunca se sabe con cada paso que damos a donde podemos llegar ni lo que nos podemos encontrar. Lo que si se sabe es que no hay camino establecido, que se hace camino al andar, y que, en mi caso, ese camino emprendido me ha llevado hasta este centro y hasta esta localidad.

        Lo cierto es que ya contaba con cierta experiencia previa ejerciendo funciones docentes en diferentes proyectos de formación, pero no ha sido hasta el presente año que he abordado de lleno la tarea de ser maestro en un centro escolar, desde los inicios del curso en el Colegio Miguel de Unamuno hasta mi llegada al Colegio Las Cumbres en enero, donde he procurado desarrollar lo mejor posible mi trabajo día tras día con esfuerzo, cariño e ilusión hasta el momento actual. De ahí que, pese a las experiencias anteriormente desarrolladas, defina este año lectivo como mi primer año real.

       Llegados a este punto, no tengo más que palabras de agradecimiento a todas y cada una de aquellas personas que han compartido conmigo este primer año de esta nueva etapa, ya sean compañeros de trabajo, alumnado o familiares de los mismos, pues me han hecho sentir de lleno como una parte importante y destacable de esta comunidad.

      Así pues, gracias por la calidad humana que habéis mostrado a cada momento, gracias por las buenas vivencias compartidas y los buenos recuerdos que de ellas que me llevo conmigo, gracias por hacer de nuestro entorno común de trabajo un espacio ameno y confortable, gracias por los múltiples aprendizajes que he generado trabajando y compartiendo espacios y diálogos con todos vosotros, gracias por el enorme cariño demostrado y por la buen aceptación recibida, gracias por reafirmarme mi pasión por esta vocación, y gracias por haber formado durante todos estos meses parte del que ha sido, sin lugar a dudas, mi segundo hogar.

     Aquí se cierra este primer tramo de la etapa. Ahora el camino debe continuar, y sigo sin saber hacia donde apunta mi horizonte ni hacia donde me llevará. Lo único que sé por ahora es que me llevo conmigo muy gratos recuerdos de mi experiencia en Las Cumbres, una experiencia breve pero muy intensa a la vez, donde he tenido el placer de poder seguir creciendo como persona y como profesional. 

    No quisiera finalizar esta carta con un “adiós”, sino con un “hasta pronto”, puesto que espero que podamos volver a vernos próximamente en un futuro no muy lejano, ya sea dentro de algún contexto escolar o en cualquier otro espacio donde tengamos el placer de coincidir y conversar.

    Hasta entonces, os deseo un buen verano y mucha felicidad, que vuestros caminos os guíen siempre por sendas por las que valga la pena caminar. Un saludo, y gracias por todo una vez más. Formáis parte de mí. ¡Hasta siempre!" 

Lo cierto es que es todo un placer cuando, además de buenos compañeros y compañeras de trabajo, sabes que además has ganado buenas amistades, y que no sólo has conseguido generar en tu alumnado aprendizajes, sino también despertar en ellos tal afecto y admiración que hasta sus propias familias se han hecho eco de ello. Es por eso que digo que, aunque las aulas se han quedado ya vacías, nuestros corazones están bien llenos, y que, esté donde esté, siempre me sentiré parte de esta comunidad. 

Ha sido todo un placer sentir que he estado a la altura de las circunstancias y comprobar una vez más el aprecio que siento por esta vocación. Gracias de nuevo por todo lo que os corresponde, tanto a quienes me habéis acogido este año tan positivamente como a todos los que me habéis apoyado más allá del ámbito escolar, pues si ahora mismo soy el que soy y estoy donde estoy es también gracias a vosotros y a vosotras. 



Seguiré el camino emprendido, no si antes permitirme un merecido periodo de descanso en mi añorado hogar, recuperando fuerzas y energías para todo lo que está aún por llegar. 

¡Hasta Septiembre! 

lunes, 25 de mayo de 2015

"Educación Viral"

Ya hace tiempo que vengo observando que algo se mueve en el mundo de la Educación. Ya hace tiempo que vengo observando como cada vez hay más y más personas convencidas de la necesidad de genera un profundo y significativo cambio en esta materia tan determinante en la vida de todos y cada uno de nosotros y de nosotras.

El último ejemplo de ello han sido las Jornadas organizadas éste pasado sábado por primera vez en Segovia bajo el nombre de "Conspiración Educativa", y con un éxito de organización, de participación y de satisfacción muy importantes, en la línea del Movimiento EABE o las Jornadas de "Educando para la Vida" organizadas por "Conviven", y de los cuales podéis encontrar referencias a lo largo de éste blog.


En cada uno de estos encuentros en los que he tenido el gusto de participar veo latente la necesidad compartida por participantes procedentes de todos los rincones de nuestro país (en incluso a veces desde más lejos) por generar un cambio real tanto en Educación como en la Sociedad, pues una no puede entenderse sin la otra.

Sin embargo, un cambio de tal envergadura y magnitud no podrá llegarnos de la noche a la mañana, pues requiere un proceso bastante costoso y de una constancia y de un auténtico compromiso por parte de todos los agentes implicados. No obstante, eso no significa que no tengamos nada que hacer al respecto, pues no hay mejor manera de fomentar dicho cambio que el contagio.

Partiendo de la idea de "Pedagogía Vírica" y de "Virus Educativo" defendida por Pepe Arjona y puesta en marcha tanto en las Jornadas del CEP de Antequera como en el EABE15, celebrado este año en Córdoba, la presente entrada pretende ser un reflejo de cómo no necesitamos ni grandes recetas ni panaceas de expertos para comenzar a provocar un cambio en nuestras aulas, en nuestros centros y en nuestros entornos.

Si recordamos bien, había un concepto que en todas las facultades de Magisterio se nos ha mencionado: El Currículum Oculto. Quizás aún no estemos en disposición de modificar lo que el Curriculum Oficial nos dicta, pero si que podemos controlar este Currículum Oculto y hacerlo nuestro mejor aliado para afrontar nuestra tarea docente y, como si de un virus se tratase, expandir desde el propio organismo, que son nuestro sistema educativo y nuestra sociedad, el cambio deseado, es decir, adaptarnos al propio medio para hacerlo evolucionar.

Esto se traduce, sencillamente, en la actitud que tengamos en nuestro puesto de trabajo y en nuestra vida en general, pues no son aspectos ni mucho menos independientes entre sí. Una de las mejores técnicas de las que disponíamos para educar era el Modelado, es decir, ser modelos de lo que queremos enseñar, escapando de esa visión lineal de la Educación donde parece ser que sólo podemos ser modelos de nuestro alumnado y acercándonos a una perspectiva más holística y sistémica en la que todos podemos influir en todos.

En dicho sentido creo que la coherencia debe ser un factor clave, unido a la actitud que tengamos. Quizás a veces nos perdemos intentando explicar a compañeros y compañeras lo ventajoso de las ideas que tenemos sobre Educación, cuando tal vez sea mucho más productivo hacérselo vivenciar. La clave está en visualizar nuestra práctica, en mostrarnos y dejarnos ver como somos y como trabajamos en aquello en lo que creemos, contagiando así nuestro entusiasmo y nuestra ilusión, tanto de manera directa en nuestros entornos educativos como potenciándolo y difundiéndolo a través de las diferentes herramientas digitales que tenemos a nuestro alcance para un mayor impacto.

Y ya no sólo al propio cuerpo docente, sino también a alumnado, familias y comunidad, pues todos somos partes de este proceso, todos estamos destinados a compartir el mismo espacio y el mismo fin, y es por ello que generar un buen clima de trabajo y de relaciones personales hacia todo los agentes implicados será un aspecto vital para contribuir al bienestar de todos y cada uno de los mismos.

Como bien decía Mario San Martín en las Jornadas de "Conspiración Educativa", se trata de "fluir fácil por la forma y fondear fuerte en el fondo", es decir, tener bien claro quienes somos y hacia donde queremos ir, pero hacerlo con tal sencillez y con tal armonía que logremos contagiar nuestras buenas vibraciones al entorno que nos rodea y hacerlo así parte activa de todo este proceso de transformación y renovación educativa y social que pretendemos alcanzar.

Porque con una sonrisa en la cara se enseña y se aprende mejor. Porque la empatía, la sensibilidad y el respeto para nada están reñidos con un buen rendimiento escolar, sino que facilitan todo el proceso de enseñanza-aprendizaje. Porque nuestras palabras y nuestro lenguaje corporal pueden abrirnos o cerrarnos muchas puertas. Porque no hay mayor satisfacción que la de un trabajo bien hecho cuando éste está hecho con pasión. Porque todos y cada uno de nosotros podemos contribuir poniendo nuestro granito de arena para seguir contagiando de esta manera a nuestro alrededor. Porque éste sólo es el principio de la "Pandemia Educativa" que está aún por llegar.


martes, 12 de mayo de 2015

¿Competencias o Competición?

Hoy he visto reflejado el miedo en la cara de chicos y chicas de sexto curso de primaria. He visto sus caras descompuestas y sus miradas de angustia. He sentido su ansiedad y el peso de un sistema injusto sobre sus hombros. Todo por hacernos competir a unos contra otros en un supuesto modelo de "excelencia educativa".

¿Para esto se supone que educamos? ¿Pero no hablábamos de competencias? ¿Desde cuando las competencias han pasado a ser una competición?

Que no nos engañen los términos. Las competencias y destrezas indispensables son aquellas que nos ayudan a gestionar nuestra vida diaria y a contribuir como parte de una sociedad diversa y plural en la que todos tenemos algo que aportar. Y todo eso va más allá de lo que pueda quedar reflejado en un determinado papel.

Porque la Educación es movimiento, es un proceso constante, un continuo que nos acompaña a lo largo de nuestra vida, y tomar una foto de un determinado momento de ese proceso no ayudará a valorar toda su proyección y ejecución. Porque una foto puede no captar todos los detalles o puede salir borrosa, y seguramente no sea culpa de lo fotografiado, sino del encuadre o del enfoque que se realice, aunque se quiera poner el énfasis en lo contrario.

Así estamos entonces en nuestras aulas, centrando nuestro trabajo en la preparación de este momento, dejando de ser maestros para convertirnos en meros preparadores donde importa más el aprobar que el aprender, y donde determinadas materias pierden su peso a favor de las consideradas "importantes", cuando en realidad el saber es un todo conjunto y global y no la suma de compartimentos estancos de mayor o menor peso.

¿Y a esto llaman "calidad educativa"? Me temo que en este sentido aún nos queda un largo camino por recorrer...




jueves, 23 de abril de 2015

"Los otros libros"

Ya viene siendo costumbre que hoy, Día del Libro, publique alguna entrada relacionada con esta temática. En esta ocasión quiero compartir con vosotros una reflexión que, si bien mantiene la misma línea discursiva de sus predecesoras*, se diferencia en que, en este caso, quiero hacer especial hincapié en lo que hemos denominado "Los otros libros".

Bajo este concepto quiero englobar todos aquellos elementos que, sin ser necesariamente libros de lectura, ayudan a fomentar el hábito lector del alumnado desde una perspectiva mucho más motivadora y cercana, e incluso a veces imperceptible tanto para nosotros como para ellos mismos.

Tanto es así, que la idea de escribir esta entrada me ha venido a raíz de una conversación con un alumno bastante aficionado al anime, término que engloba todo el conjunto de series y películas de animación japonesa. Este alumno me dijo que no se había dado cuenta hasta ahora de todo lo que leía diariamente viendo estas series de animación que tanto le gustan, puesto que la mayoría no suelen estar dobladas al castellano, por lo que la única opción viable que queda es la de los subtítulos. Al fin y al cabo, el propio chaval había desarrollado hábitos de velocidad y de comprensión lectora a raíz de un estímulo que era de su agrado y de su libre elección, pues no le quedaba otro remedio si quería poder seguir la trama y comprender los textos al mismo tiempo que su atención tenía que estar dividida entre estos y la propia animación.

No quiero decir con ello que ahora dejemos los libros a un lado y empecemos a dedicar nuestro trabajo en clase únicamente a reproducir series anime. Más bien quiero decir que la lectura debe nacer de un interés, de una necesidad, y que esto dependerá de cada persona y de los gustos que ésta tenga.

Así pues, he presentado el ejemplo de este chico por ser parte de mi experiencia directa y reciente, pero también he podido comprobar todo el desarrollo lector que se produce además en otros elementos como es el amplio mundo de los videojuegos, que tanta fama injusta han ganado y a los que próximamente les dedicaré su propia entrada, pues es una idea que lleva ya tiempo rondándome por la cabeza.

Lo que vengo a reflejar con todo esto es que hay lecturas interesantes más allá de los propios libros, y que también hay aprendizaje más allá de todo lo que consideramos como exclusivo de la educación.

Muchas veces nos empeñamos una y otra vez en hacer que nuestro alumnado se acerque a la lectura y desarrolle el gusto por la misma a través de grandes clásicos literarios que no dejan de ser importantes obras que se deben conocer, pero que se distancian mucho de las inquietudes de dicho alumnado.

Y es que no se puede construir la casa por el tejado. El acercamiento a la lectura debe partir de una respuesta a los intereses y curiosidades de cada niño y de cada niña, así como partir de su entorno cercano y de sus propias experiencias, comenzando desde pequeños a través de la propia manipulación de los libros hasta que se hagan mayores y puedan sumergirse de lleno en todas las fantásticas historias que en éstos puedan encontrar. Es el aprendizaje significativo asociado al proceso lector.

Cada libro, cada obra, tiene su momento en la vida de cada uno de nosotros. Algunos nos dirán mucho, otros no nos dirán nada en absoluto e incluso a veces nos provocarán rechazo, y habrá otros tantos que pasaran sin pena ni gloria o que jamás llegaremos a conocer. Porque elegimos nuestras lecturas en función de nuestras prioridades y de nuestra forma de entender la vida, en función de lo que nos agrada y en función de lo que nos aporta, y este abanico de posibilidades debe quedar abierto más allá de los propios libros, dejando que sean ellos y ellas quienes adquieran hábitos de libertad de elección de sus lecturas, siempre con la guía y el asesoramiento de familias y profesionales de la educación.

En esta línea, me parece fundamental fomentar el uso del cómic como recursos didáctico y darle la importancia que se merece dentro del género literario. Pasamos de los libros llenos de ilustraciones y pequeños textos a las páginas llenas de letras sin apenas imágenes. El cambio es brusco y considerable, y podría paliarse perfectamente con la utilización de éste medio, además de ser un elemento bastante atractivo y motivador.

Por último, no podemos cerrar esta reflexión sin hacer referencia a todo lo que han contribuido las Tecnologías de la Información y de la Comunicación a que seamos unos activos lectores de mensajes breves pero con grandes significados que se ajustan al ritmo de vida acelerado que solemos llevar. En éste sentido conviene también entrenar a nuestro alumnado en el buen uso de estos medios para que les saquen el máximo rendimiento a través de una lectura que sea crítica y que fomente su toma de contacto con el mundo que le rodea, al tiempo que aprende a expresarse con propiedad, corrección y coherencia.

Porque leer nos ayuda a crecer y a madurar, nos ayuda a vernos reflejados en las historias que caen en nuestras manos y a reflexionar sobre ellas y sobre las ideas que se exponen, y nos ayuda a desarrollar nuestra propia personalidad y nuestra forma de entender la vida, siendo éste un proceso dinámico y muchas veces sujeto a las diferentes etapas que podamos atravesar.

Después de todo, cualquier aprendizaje que queramos abordar gira en torno al proceso lector, y a raíz de éste podemos generar un considerable número de nuevos aprendizajes, ya sea de forma directa o de manera globalizada y transversal, creando así redes de pensamiento y abriendo su mente a nuevos campos del saber y nuevos aprendizajes.

Porque no se trata de imponer la lectura y las enseñanzas, sino de despertar el deseo de leer y de aprender.


*(Si quieren acceder a las anteriores entradas de mi blog referente a está temática pueden hacerlo pinchando los siguientes enlaces: "Menos leer el Quijote y más fomentar la pasión por la lectura", "Por el placer de leer" y "Leer para sentir, sentir para crear")


jueves, 9 de abril de 2015

Aprendiendo a conducir

Hola a todos, me llamo Jesús y tengo 11 años de carnet, pero no ha sido hasta este año 2014-2015 que me he dado cuenta de que estoy aprendiendo a conducir. Sí, como lo leen, estoy aprendiendo conducir 11 después de haber obtenido el carnet y después de 11 años manejando mi turismo.

Quizás sea porque, hasta la fecha, la mayor parte del tiempo me he limitado a mover mi vehículo por mi pequeña ciudad natal, Ceuta, lo cual produce un acomodamiento fácil y rápido, al saberte ya de antemano las diferentes calles y los distintos caminos para llegar a cualquier posible destino.

Sin embargo, este curso escolar se ha producido un cambio importante, y es que el traslado de mi ciudad de residencia hasta la periferia de la propia capital ha hecho que deba poner en marcha nuevos mecanismos para hacer frente al cambio, y cierto es que al principio este proceso se me hizo todo un mundo, pues sentía que me venía grande o que me faltaba capacidad de percepción para asimilar todos los estímulos que se me presentaban a un nivel que no era al que yo estaba acostumbrado.

Llegados a este punto, había dos opciones: o rendirme y limitarme a manejar mi vehículo en mi zona de confort o armarme de valor y esforzarme por superar dicho cambio. Evidentemente, me decanté sin dudarlo por la segunda opción, pero ello no quitaba que pudiera invadirme el miedo o la inseguridad. Al fin y al cabo, somos humanos.

Puede que todo esto que te estoy contando nada tenga que ver con la Educación... o puede que sí. El hecho es que uno aprende que es necesario reaprender constantemente para adaptarse a las diferentes situaciones que nos puedan surgir a lo largo de la vida.

El caso que aquí os presento, basándome en una vivencia personal, no es más que un símil que estoy utilizando a modo de hilo conductor para evidenciar lo evidente (valga la redundancia): aprobar un examen no es sinónimo de aprender.

Y ojo, antes de continuar, quiero hacer un inciso, vaya a ser que alguien me acuse de que estoy defendiendo el poder conducir cualquier vehículo sin necesidad de carnet. Nada más lejos de la realidad, pero más vale ser previsor, pues a veces ocurre que, cuando uno quiere señalar el cielo, hay quien pone su atención en el dedo.

Por supuesto que para manejar un vehículo se necesitan una serie de saberes que han de adquirirse, que van desde el conocimiento de las normas de circulación y el respeto a las mismas hasta el óptimo manejo de la propia máquina que es el mismo vehículo y los elementos básicos que conforman su mecánica.

Pero dichos aprendizajes no dejan de producirse porque ya tengamos un carnet. Es la experiencia directa con nuestro vehículo y con las diferentes situaciones que podamos encontrarnos en los diferentes contextos donde lo vayamos usar lo que van a conformar nuestro saber, un saber conjunto y global, donde no sólo entran en juego los conceptos y los procedimientos, sino también las actitudes que tengamos al volante.

Es por ello que no podemos limitar los aprendizajes que realizamos en la escuela al propio contexto escolar, ni tampoco limitarnos a lo que ponga un determinado libro de texto - o "libro detesto" -, sino que fomentar un aprendizaje activo y autogestionado, propiciando situaciones reales o simulacros de las mismas, donde sea necesario readaptar lo que ya sabemos a la realidad y hacer uso de los diferentes recursos a nuestro alcance y de los diferentes procedimientos que conozcamos, hará que desde pequeño vayamos adquiriendo esa capacidad de reaprender, tan necesaria hoy en día en un mundo cada vez más líquido y cambiante.


Sin embargo, para ello antes debemos vencer nuestra propia resistencia al cambio y atrevernos a conducir por carreteras a las que nunca jamás nos habíamos enfrentado o de las que desconocíamos su existencia. Quizás os pase lo que a mí, que en un principio uno siente que le viene grande el nuevo camino emprendido, pero nada se gana quedándose parado mientras todo lo que nos rodea tiende constantemente a avanzar.

Es muy fácil conducir si siempre nos movemos por el mismo camino, pero el saber no es absoluto, sino que se halla sometido a continuo cambio, y por este motivo tenemos que atender a las diferentes señales que nos indiquen si nuestro viaje emprendido va o no por el camino deseado, para realizar sobre la marcha los cambios de velocidad o de sentido que sean necesario.

En nuestra mano está marcar la diferencia entre, simplemente manejar un vehículo o, por el contrario, hacerlo rodar hacia nuevos horizontes.

Yo ya ando embarcado en ese camino, aunque aún me quede mucha carretera por recorrer, pero no se trata de llegar rápido, sino de llegar lejos, y de disfrutar de nuestro viaje y de las experiencias y aprendizaje que este nos pueda ofrecer.

Es por todo ello que nuestra función en las escuelas no puede limitarse a recitar un tutorial. Debemos ser el motor que tire de la motivación nuestro alumnado, el combustible que les haga ser pro-activos y el asistente de navegación que les guíe y les oriente en este amplio e infinito proceso que es el saber.



jueves, 26 de febrero de 2015

"Demasiado Soñadores"

Si en la anterior entrada me permití usar una canción de Nach como punto de arranque de la misma, en esta ocasión lo haré haciendo referencia a una canción del grupo Second cuyo título es el que da nombre también a este post.

Cierto es que llevo ya un tiempo considerable sin publicar nada por aquí. Supongo que a veces ocurre que sentimos flaquear nuestras fuerzas para proseguir el camino que hemos iniciado y que acabamos por plantearnos una gran infinidad de cuestiones al respecto. Imagino que no habré sido el primero, ni que tampoco seré el último, por atravesar esa amarga sensación de desajuste entre sus ideales y la realidad. En este caso sólo diré que caer está permitido - después de todo somos humanos - pero que levantarse y reiniciar la marcha es absolutamente obligatorio.

El caso es que la coherencia en este aspecto me parece un factor fundamental, y me era necesario aclarar previamente mis ideas antes de volcar mis reflexiones en esta publicación. Supongo que para ello a veces sólo es necesario salir de nuestro propio punto de vista y analizar toda la situación desde un prisma más global. Después de todo, era mi propia idoneidad para la profesión que consideraba mi vocación lo que estaba en juego.

Es por ello que he concluido que es obligación de los soñadores utópicos como yo seguir aspirando a alcanzar el infinito. Porque cierto es que, tal y como sigue planteado el Sistema Educativo que tenemos, no podemos permitirnos el dejar de soñar ni el dejar de aportar nuestro granito de arena a la causa de hacer nuestro sueño realidad.

Como bien dice la gran María Acaso, "un sólo copo de nieve no hace nada, pero una gran nevada puede cambiar el paisaje". Éste es el concepto de micro-revoluciones que defiende dicha profesora. Por lo tanto, debemos ser en la Comunidad Educativa como esas pequeñas gotas que poco a poco llenan un río y lo desborda, y para ello la constancia y el contagio son nuestras mejores armas. Porque la revolución educativa no va a transcurrir de la noche a la mañana, pero las micro-revoluciones deben ser una constante en  nuestro día a día.

¿Por dónde empezar con esas micro-revoluciones? Es muy sencillo. En primer lugar, basta con sacar a relucir y dignificar el valor humano de nuestra profesión, y esto se traduce en contribuir a un buen clima de aula y de centro mediante un trato respetuoso y afectivo con las diferentes personas que componen estos espacios. Al fin y al cabo, trabajamos en Educación, y la Educación comienza por ser educados.


El caso es que no se trata de traducir el ser respetuosos en una cuestión puramente de formalismos. Más bien se trata de entender que somos muchas personas compartiendo un espacio común, y aprender a respetar nuestra propia diversidad es fundamental, entendiéndola, obviamente, como un concepto amplio que nos atañe a todos y a cada uno de nosotros y de nosotras. Porque, como siempre digo, es el ser diferentes lo que nos hace iguales.

De esta manera, actuamos como modelos. Y ojo, no digo que nadie deba ser modelo de nadie. Antes de nada es necesario entender que constantemente todos aprendemos de todos, y que en la vida uno nunca deja de aprender ni puede permitirse el lujo de pensar que ya no le queda nada más por saber. Necesitamos ser humildes, y al mismo tiempo darle valor a todo aquello que podemos aportar y realzar su importancia. No son posturas contrapuestas, sino más bien complementarias. 

Y no hablo ya sólo entre compañeros de profesión, sino también en relación a toda la Comunidad Educativa. Ya va siendo hora de romper ese falso concepto de monopolio del saber que hemos heredado y entender que tanto alumnado como familias tienen mucho que aportarnos también. Es por ello que encontrar espacios para el dialogo entre compañeros, con el alumnado y con las familias se hace vital para seguir creciendo tanto profesional como personalmente.

Porque no todo aprendizaje se basa en abordar una tarea concreta. A veces toca alejarse un poco y observar a nuestro alumnado para ver que temas le interesan o como responden a determinadas situaciones. Y si un determinado alumno o alumna siente necesidad de expresar algo o de compartir una idea, poder encontrar el tiempo y el espacio para darle salida a dicha demanda. Porque hay aprendizaje mucho más allá de aquello que ha sido concebido como exclusivo para enseñar.

Sin embargo, sabemos que ni la legislación vigente ni el Sistema Educativo tal y como está configurado dan cabida a estos planteamientos y que constantemente ejerce una presión sobre quienes creemos que otra manera de enfocar la Educación es posible, llegando incluso a desgastar y a mermar hasta al más utópico soñador.

Es por ello que siempre procuro participar en todos los encuentros y jornadas educativas que me sean posible, porque es ahí donde te haces fuerte, es ahí donde ves que hay más gente dispuesta a soñar y a llevar estos sueños a la realidad, o donde te topas con gente que ha sido capaz de romper con esa lacra de la que veníamos hablando. Compartir experiencias y empaparte de las mismas es vital para mejorar. Conocer nuevos enfoques pedagógicos y nuevas metodologías es esencial para analizarlo todo desde ese prisma más global del que hablábamos al principio. Porque los paradigmas educativos están cambiando, y porque cada vez  hay más estudios y teorías que así lo avalan. 



Es este el motivo de que siempre os anime a sacar tiempo para compartir estos espacios, porque no se trata de hacer cursos para poder baremar, sino de formarse todo lo posible para poder mejorar, y como decía anteriormente, abogando por una concepción horizontal del aprendizaje. En este sentido, no hay más que ver el gran potencial que esconden las redes sociales para poder generar nuestro propio entorno personal de intercambio de experiencias y todo el aprendizaje que ello conlleva (esto que estoy haciendo yo ahora mismo y que tú estás leyendo en estos momentos es un buen ejemplo de ello).

Así pues, sabemos que aún nos queda un largo camino para alcanzar nuestra meta. Un camino que ya hemos empezado a recorrer, y una meta que nos hemos atrevido nada más y nada menos que ubicar en el infinito. Porque, cuando tendemos a infinito, no hay límites que valgan. Es por ello que nunca dejaremos de ser "demasiado soñadores".


jueves, 22 de enero de 2015

Comienzos

"Comienzos... Lo que motivó el comienzo fue que las vidas que presencio no merecen el silencio..." 

De esta manera, parafraseando al gran Nach, me permito arrancar la que es la primera entrada de este nuevo año. Una entrada que es un comienzo, pero que a su vez viene marcada por un final.

Como bien sostiene el compañero de profesión y también bloguero Salvador Rodríguez en una de sus múltiples entradas "Educar es emocionante. Educar es emocionar". Y es que no hay mejor manera de explicar lo que ha sido para mí la experiencia vivida en estos últimos meses. Tanto es así, que hasta mi primera idea de título para la presente entrada era bastante idéntica a la de nuestro compañero, hasta que comprobé que, efectivamente, ya estaba usada por él.

La cuestión es que sin emoción no hay educación que valga. Como mucho puede haber instrucción, pero jamás será en sí mismo un proceso educativo. Porque en nuestra profesión trabajamos con personas, junto a otras personas y de cara a terceras personas, sean alumnado, sean familia, sean comunidad. La educación es un proceso personal, un proceso del que todos y todas formamos parte.

Algunos pueden pensar que su función es la de limitarse a cumplir con unos horarios y unos contenidos curriculares. Otros podrán pensar que su única prioridad dentro de la escuela es la de obtener un salario que de sustento a su vida, y mientras el sueldo entre al bolsillo poco importa cómo salgan los alumnos del aula, por no hablar ya de su estancia en la misma. Al fin y al cabo, esta profesión es como la vida misma, y en ella podemos encontrarnos de todo.

Lo que yo tengo bien claro es que, ya sea para un mes, para un año, o para toda la vida, voy a seguir involucrándome de la misma manera en mi labor. Porque así ha sido hasta ahora, y porque así debe ser.

Quizás la única pega de tal implicación es que "cuanto más te acerques a la luz mayor será tu sombra". Esta cita, extraida del videojuego Kingdom Hearts, se traduce en que cuanto más nos involucramos más nos exponemos. Y cierto es que los sentimientos afloran, que lo profesional se convierte en personal, que cuando te gusta y valoras lo que haces lo acabas haciendo tuyo, y que, llegado el momento, duele más tener que decir adiós.

Aún así, cuando has tenido la suerte de toparte con compañeros y compañeras que demuestran su valía, su implicación y su profesionalidad, cuando has visto en la cara de tu alumnado reflejada la ilusión de verte entrar al aula cada mañana, y cuando tanto los unos como los otros te demuestran lo importante que ha sido tu aportación tanto personal como profesional, lo amargo de la despedida se convierte en un dulce recuerdo que te da fuerzas para seguir adelante.

Porque así es la vida del interino, y porque así funciona el sistema. Y mientras que a los que gobiernan sólo les importe la educación como arma política, los que estamos a pie de campo tenemos la responsabilidad de aportar en nuestros centros de trabajo aquello que los papeles oficiales no son capaces de reflejar.

En este sentido sé que aún tengo mucho por recorrer, y que aún tengo mucho por aprender y mejorar. Soy consciente de que me falta mucha experiencia todavía, pero tengo claro que, como ya se ha demostrado en diferentes estudios, las emociones juegan un papel clave en cualquier proceso de esneñanza-aprendizaje que se precie como tal, y que por ello deben priorizarse.

Como bien me decía una compañera de trabajo, "el cariño que tu le has dado a estos alumnos no se aprende en ninguna carrera". Porque los niños necesitan que los quieran, y porque los niños necesitan encontrar en la escuela un lugar donde poder desarrollarse todo lo posible y donde sentirse a gusto y aceptados, y es de agradecer que existan personas, como esta compañera entre tantas y tantos otros, que lo hayan sabido valorar.


Es por ello que, para finalizar, quiero agradecer a todos aquellos integrantes de la comunidad educativa del Colegio Público de Educación Especial "Miguel de Unamuno" todo lo aportado y el buen recuerdo que me que me llevo de mi estancia en el mismo, pues en mí han dejado impregnada una importante y valiosa huella.

Ahora el camino sigue. La aventura continúa con un final que es un nuevo comienzo y, como bien decía al principio de este post, "lo que motivó el comienzo fue que las vidas que presencio no merecen el silencio".

Es por ello que seguiré poniéndole voz a la educación, a una idea de educación inclusiva e integral, donde todos y todas tengamos cabida, y donde todos y todas nos formemos completamente como personas. Porque la vida no se puede reducir a números y a letras. Porque la vida la hemos de vivir como personas plenas, y hacer de la vida de nuestro alumnado una experiencia lo más plena posible deberá ser siempre nuestra prioridad.

Gracias una vez más a quienes trabajan, se esfuerzan y luchan cada día por hacer esto realidad.