martes, 22 de noviembre de 2016

"Libres de Texto"

Como si de una trilogía se tratase, y después de haber dedicado una entrada a la sobrecarga tanto de deberes como de extraescolares a la que se enfrentan a diario nuestros chicos y chicas, y otra entrada dedicada al lastre que supone a menudo la burocracia en nuestra profesión, vengo a cerrar la saga con una nueva entrada centrada en otro elemento muy cuestionado en lo que a Educación se refiere: El Libro de Texto.

Y es que cada vez son más las voces críticas que piden una seria reflexión sobre este recurso didáctico de uso tan extendido y al que a menudo todos los que formamos parte de los centros educativos nos vemos subordinados.

Siempre recordaré el día en el que, haciendo un apoyo dentro de una clase de tercero de primaria, surgió un debate muy interesante a raíz de una lectura colectiva que hicimos. Sin embargo, la maestra tutora interrumpió el debate (una actividad con la que alumnos y alumnas estaban participando de manera activa, guardando los turnos de palabra, haciendo razonamientos, expresándose de manera oral e intercambiando argumentos) para pedirles que se limitaran a hacer las actividades que venían en el libro. Tras esa situación, recuerdo que le comenté en privado que me parecía mucho más interesante el debate que surgió a raíz de la lectura que responder a las preguntas que el libro de texto había establecido sobre la misma, y la respuesta fue que "hay que terminar el libro".

Simplemente demoledor.

Resulta que nuestro papel como docente se ha limitado a ser meros ejecutores de lo dispuesto por una determinada editorial, la cual ya ha planificado el ritmo del curso y los contenidos a desarrollar, y ya parece que con hacer eso los niños van a aprender sin más.


Y ojo, porque pienso que no es algo que los que nos dedicamos a este trabajo hagamos a conciencia, sino que es algo que, como esta maestra que os comentaba, la cual es un encanto de persona, lo tenemos tan asumido que, sencillamente, ni siquiera nos planteamos que puede haber otras formas de trabajar en clase sin depender de forma exclusiva del libro de texto.

Porque nunca debemos olvidar que el libro no deja de ser otro recurso didáctico más entre tantos otros, y que en ningún momento se trata de darle una patada al mismo, sino de saber moderar su uso y adecuarlo a las diferentes circunstancias y necesidades que puedan plantearse en clase.

Al fin y al cabo, nosotros, profesionales de la Educación, somos quienes debemos tomar el mando sobre los aspectos pedagógicos y metodológicos a aplicar en nuestras aulas y reflexionar sobre nuestra propia práctica docente, sin delegar decisiones de tanta importancia en las manos de cualquier editorial.

Pero claro, también está el handicap de los altos costes que estos libros conllevan para la familia, para las cuales supone aún más si cabe tirar el dinero cuando dichos libros no se llegan a finalizar o quedan incompletos.

Así pues, frente al despropósito de los gobiernos de turno que constantemente cambian las leyes educativas a su antojo y el despropósito de las editoriales que constantemente "renuevan" los libros para asegurarse el negocio y los beneficios, proponemos que, desde las escuelas, se incentiven los bancos de recursos y se disponga de una amplia biblioteca de libros de texto en las aulas para poder utilizarlos cuando sea conveniente sin que cada familia tenga que desembolsar bárbaras cantidades de dinero en tanto material.

De esta manera también evitaremos tanto peso innecesario a las espaldas de nuestros alumnos y alumnas, las cuales sufren y se resienten, y dejaremos de presentar al libro como una carga en nuestra vida escolar para pasar a presentarlo como una interesante fuente de aprendizaje.


Porque, reconozcámoslo, a nuestros chicos y chicas les encanta ojear el libro de texto y asombrarse con sus curiosidades, pero aborrecen tragarse horas y horas de escucha pasiva o de resolver actividades que no le aportan nada. Frente a esto, siempre podemos darle la vuelta al asunto y proponer planes de trabajo o realizar proyectos en clase donde haya que indagar sobre diferentes temas para resolver los retos planteados.

El recurso sigue siendo el mismo, pero el enfoque es mucho más activo, creativo y motivador.

Después de todo, somos nosotros, docentes, quienes tenemos que marcar la diferencia.

Somos nosotros quienes tenemos que romper las cadenas.

Seamos como Daenerys Targaryen.

Seamos Libres de Texto.