sábado, 20 de octubre de 2018

"Sumar para restar. Restar para sumar"

A menudo pasa que, en el imaginario común, se concibe el trabajo que se desarrolla en los centros escolares como una tarea sencilla que no requiere de mucha preparación personal. 

Sin embargo, esta concepción peca de no tener en cuenta que, al igual que pasa en nuestra sociedad, la escuela es un entorno complejo donde entran en juego múltiples factores y variables que no siempre sabemos ver, entender o gestionar.

Es por ello que me parece importante pararse a reflexionar sobre como, desde nuestro peculiar punto de vista, seamos alumnado, profesorado, equipo directivo, familia o personal laboral, podemos contribuir a mejorar el clima y el buen ambiente de trabajo en nuestros centros. 

Para eso, hay que tener en cuenta la paradójica frase que da título a esta entrada, pues de eso se trata, de sumar para restar, y de restar para sumar, de manera que ambos procesos reviertan en una mejora de nuestros contextos educativos y, por ende, de la calidad de nuestro trabajo y de la respuesta educativa que, mediante este, ofrecemos.

De este modo, si sumamos esfuerzos, si cooperamos desde la empatía y el respeto mutuo, si compartimos recursos o si prestamos nuestra ayuda desinteresada, por pequeña o grande que pueda ser, estaremos restando momentos de descoordinación, de frustración o de sentirse solo, perdido e incomprendido en el entorno escolar.

Por otro lado, si restamos problemas y rencillas personales, si restamos carga burocrática o nuestra propia rigidez, si desterramos erróneos y malos pensamientos o rumores sensacionalistas, si evitamos que nuestros prejuicios y nuestras "mochilas" puedan lastrar nuestro buen hacer o enturbiar el ambiente de trabajo, sumaríamos actitudes positivas y buena predisposición para ejercer de la manera más óptima posible nuestra labor y generaríamos espacios acogedores donde a todos y a todas nos guste asistir, compartir y participar. 

Después de todo, no deja de ser un proceso cíclico donde lo positivo que sumamos nos ayuda a restar, y esta misma resta es la que nos ayuda a seguir sumando, a seguir mejorando.

Al fin y al cabo, en eso debería consistir el proceso educativo, ¿no? En crear un ambiente de aprendizaje propicio para nuestro alumnado y, ¿por qué no? También para nosotros y nosotras como personas adultas que participamos en él y que tenemos la responsabilidad de hacerlo posible, así que no lo olvides, valora desde tu posición que puedes hacer para sumar, valorar que es lo que necesitas restar, y ponte manos a la obra.

Restemos inconvencientes.

Sumemos posibilidades.

Trabajemos todos y todas de manera conjunta por una Educación de calidad.