sábado, 19 de octubre de 2019

La ruptura del modelo binomial

Recuerdo que hace cerca de un año escribí una entrada donde ponía de manifiesto el riesgo de las llamadas fake news que suelen circular con total impunidad por las redes, y sobre como estos mensajes calan en los más hondo de nosotras y nosotros al tocar de lleno aspectos muy relacionados con creencias, ideologías y emociones, y como desde la escuela debemos educar para estar prevenidos ante este tipo de situaciones.

Sin embargo, los hechos que recientemente se están viviendo en nuestro país me hace de nuevo retomar, muy a mi pesar, un tema como éste, pero con un enfoque algo diferente, pues ya no se trata sólo de tener un enfoque crítico ante las distintas informaciones (o desinformaciones) con las que suelen bombardearnos, sino también saber romper esta tendencia simplista y binomial de situarnos en uno u otro extremo ante una situación conflictiva o complicada, entendiendo que mi lado es "el de los buenos" y el otro bando son "los malos".

Es este último un concepto que siempre me ha llamado la atención, pues a menos que reflexionemos sobre ello, se nos ha inculcado durante toda la vida en esa idea de "buenos y malos", la cual parecemos reproducir en la actualidad.

Me parece importante educar en la perspectiva, en los posibles puntos de vista, en la empatía y en el poder comprender las motivaciones de otras personas o grupo de personas, sin que ello implique que las tengamos que compartir, pero sí respetar, teniendo en cuenta, claro está, la Paradoja de la Tolerancia descrita por el filósofo Karl Popper.


De lo contrario, como vemos, esta tendencia al odio mutuo, al rechazo y a la intransigencia se va haciendo cada vez más grande, y sucumbimos a los mensajes alarmistas o a las reacciones desmesuradas, alentadas por quienes tienen intereses ocultos en torno a las mismas, sean de la ideología que sean.

Es una tarea difícil, pero como educadores podemos ir afianzando los cimientos de una actitud más asertiva trabajando en nuestros centros en la resolución de conflictos, en la aceptación de la diversidad como elemento enriquecedor de nuestra sociedad o en el respeto al prójimo sin importar sus ideas, su procedencia, sus creencias, sus gustos o sus costumbres, aprendiendo de esta manera a ponerse en su lugar y a aceptarle sin juzgar.

No obstante, esta no es una tarea que nos corresponda sólo a la escuela. Toda, y repito, toda la sociedad es responsable de cómo educamos a las generaciones venideras y de que ejemplo le damos, y por consiguiente también somos responsables de no alentar posturas extremistas y violentas, y de no alimentar el odio o el miedo, y de poner todo cuanto esté en nuestra mano para evitar llegar a situaciones como las que, desgraciadamente, estamos viviendo con total impotencia y frustración.

De nada nos vale luego conmemorar el Día de la Paz si luego lo único que sabemos ofrecer es competencia y confrontación.

Ojalá que aquellas personas que tienen la responsabilidad de evitar este tipo de situaciones adversas dejen de un lado sus diferencias y busquen, de manera colaborativa, una solución. Eso sería mucho más educativo e ilustrador que todo un sinfín de contenidos totalmente desconectados de nuestra realidad.

Sin embargo, hasta que esto ocurra, tenemos deberes que realizar:

Debatamos sobre ello en las aulas.

Desmontemos los discursos que fomentan dicha situación.

Fomentemos el enfoque crítico y constructivo.

Evitemos los extremos.

Acerquemos las posturas

Contribuyamos con el ejemplo.

Colaboremos todas y todos en construir un mundo mejor.