sábado, 27 de julio de 2019

Oda a la Diversidad

Durante la primera semana de este mes de julio pudimos vivir, gracias a Acción Educativa y a la Fundación Ángel Llorca, una intensa semana de formación en la Universidad Autónoma de Madrid donde el epicentro de la misma fue el trabajar por una Escuela Abierta a la Diversidad, entendida esta en su concepto más amplio y globalizador de la palabra, pues creo que ya es hora de que dejemos de entender la atención a la diversidad como algo asociado de manera única y exclusiva a las personas con discapacidad y entendamos por fin que la diversidad es algo inherente a toda la humanidad.

Eso significa que todas y todos, independientemente de nuestras capacidades, de nuestras creencias, de nuestra cultura, de nuestra procedencia, de nuestra identidad de género o de nuestra orientación sexual, merezcamos el mismo respeto y la misma dignidad como personas que conformamos la sociedad.

Sin embargo, eso es algo que durante este último mes también se ha visto amenazado por parte de ciertos grupos reaccionarios que quisieron declararle la guerra a la celebración del Orgullo y a todo lo relacionado con la formación y prevención de la LGTBIfobia en las aulas, pues, al igual que ocurría con quien se dedica a educar en prevención de violencia machista y en igualdad, también se ha querido recabar en la identidad de quién ofrece formación en materia LGTBI.


Por lo tanto, esto nos demuestra que aún tenemos un importante trabajo que realizar y que, como docentes (y no docentes) en compromiso con la diversidad, debemos garantizar que la sociedad a la que formamos esté preparada para acoger, respetar y valorar a cualquier persona sin importar su identidad, y acciones como las que desarrollan los Movimientos de Renovación Pedagógica (MRP), con el ejemplo de la Escuela de Verano de la que hablábamos al principio de este post, nos marcan el camino a seguir.

Después de todo, no sólo se trata de aceptar la Diversidad, sino de hacer de ella nuestra bandera común.  

Por último, me gustaría cerrar esta Oda a la Diversidad con una emotiva imagen que dio la vuelta al mundo y que se produjo también este mes durante la celebración del Resurrection Fest:


Tal y como vemos, todo el público de un festival se dedica a apear a este compañero para que pueda disfrutar al máximo posible del concierto que se estaba produciendo en ese momento.

Cierto es que ya la mayoría de los eventos musicales, culturales o deportivos suelen tener espacios y asientos reservados para las personas que presentan diversidad funcional, y me parece genial que tengan ese lugar garantizado, puesto que todavía quedan muchísimos espacios por adaptar.

Sin embargo, ello no debería servir de excusa para que personas como la que vemos en la foto no pueda querer vivenciar esta experiencia como lo harían todo lo demás, pues tan responsabilidad nuestra es garantizar que exista un lugar habilitado como poder permitirles disfrutar al máximo posible de su vida en la sociedad, evitando caer en la mirada de la condescendencia.

Hay veces en las que se trata más del querer que del poder. No seamos nosotras ni nosotros quienes les pongamos los límites.

Supongo que, después de todo, en esto consiste realmente aquello que nos contaban de la inclusión. 

Si todavía te queda alguna duda al respecto de ese concepto, puedes volver a mirar la foto anterior. 

Recuerda: una imagen vale más que mil palabras.

¡Qué disfrutéis del verano!