jueves, 23 de abril de 2020

"Los 40 Culturales"

Hoy, 23 de Abril, Día del Libro, cumplimos exactamente 40 días desde que se decretó el Estado de Alarma en nuestro país, una situación que nos ha llevado a gran parte de la población a tener que permanecer confinados en nuestras casas.

Durante esta cuarentena - nunca mejor dicho - en la que muchas personas hemos tenido que reinventar nuestra manera de vivir, hemos encontrado un importante refugio en todos aquellas expresiones humanísticas y culturales que, a menudo, solemos relegar a un segundo plano en materia escolar: literatura, música, arte, deporte... 


Y es que, durante todo este tiempo que hemos estado en nuestras casas, hemos visto como diferentes artistas nos han brindado su música y su talento a través de directos en streaming, como ha habido museos que han diseñado visitas online o reconocidos espectáculos que se han abierto al público en general a través de internet, por no hablar ya de todas aquellas personas que, ante este panorama, han decidido poner su saber hacer, su dedicación y su trabajo a disposición de toda la red, sólo por poder aportar su granito de arena y así lograr hacernos más llevadera esta situación.

Todo ello sin olvidar el nuevo y enorme significado que han tomado las ventanas y los balcones de nuestro hogar, donde se han puesto diferentes manifestaciones artísticas que van desde los ya famosos arco iris hasta la música, el teatro o el humor. 

Y es que, a pesar de todo, esta situación esta siendo capaz de sacar lo mejor de muchos de nosotros y volver a conectarnos con esa parte creativa y con esa mirada empática de querer arrancar en nuestros semejantes una sonrisa, ya sea en nuestro vecindario o a través de una red social.  

Al mismo tiempo, es un periodo que invita a la reflexión, a otro tipo de creatividad, esa que sólo surge cuando, en la vorágine de vida que solemos llevar, encontramos la paz suficiente para sentarnos y dejarla volar. 


Es por eso que, en un día como hoy, me parece justo y necesario hacer una defensa de todas estas áreas y de la importancia que tienen tanto para nuestro desarrollo como seres humanos, como para nuestro propio equilibrio mental y emocional. 

Además, la cultura ejerce un importante motor de cohesión social: nos hermana, nos conecta, nos ayuda a encontrarnos, a expresarnos, a compartir experiencia, a sentirnos parte de algo...

Así pues, espero que me perdonéis si este Día del Libro no lo dedico única y exclusivamente a la lectura en sí, y me permita la licencia de enfocarlo desde este punto más general donde ésta también queda incluida. 


No quisiera despedirme sin antes poner de manifiesto mi más profunda admiración y reconocimiento a todo ese equipo de profesionales de la educación que no han parado de generar contenidos para su alumnado, y no hablo ya de contenidos puramente académicos, sino de habernos implicado en elaborar todo tipo de material pensando en su bienestar y grabarnos mientras contamos un cuento, interpretamos una canción o desarrollamos cualquier otra actividad. 

Porque la Educación es, ante todo, presencia, una presencia de calidad, y no me cansaré de repetirlo.

Por lo tanto, mientras estemos confinados y no podamos estar, tendremos que seguir encontrando la manera de estar sin estar, ya no sólo porque sea nuestro trabajo, sino porque es nuestra vocación. 

Sólo espero que, cuando todo esto acabe, en el necesario debate educativo que se debe generar, se ponga de manifiesto la importancia que merece tanto nuestra labor profesional (tan desprestigiada a menudo), con el añadido del sobre esfuerzo realizado, como el volver a darle la importancia que se merecen a todas aquellas materias que, durante esta crisis, nos han acompañado y nos han sabido amenizar, considerando la cultura como bien de primera necesidad.

¡Feliz Día del Libro!


jueves, 2 de abril de 2020

Teletrabajo, Educación, Autismo y Diversidad

Durante estos días de confinamiento todo el conjunto de la sociedad ha tenido que adaptarse ante una situación inesperada, excepcional y nunca anteriormente experimentada.

Ello ha implicado un repentino cambio en la forma de gestionar muchos de nuestros trabajos, ahora de manera telemática desde nuestros hogares, siendo ésta, como sabéis, la vía que también se ha elegido desde Educación.


Sin embargo, la realidad nos está demostrando que nuestro sistema educativo, tal y como está concebido, no estaba preparado para operar desde la distancia, y que, aunque lo estuviera, le faltaría un factor esencial, algo que en estos días de aislamiento hemos aprendido a revalorar, y es la presencia humana.

La cuestión es que, de un día para otro, hemos tenido que reinventar la forma de afrontar nuestra profesión. En algunos de los casos, se ha intentado calcar y plasmar la forma de proceder de una clase al mundo digital, mientras que en otros se ha procurado tener en cuenta que, ante una situación tan particular, se debe cambiar el enfoque sobre como vamos a llevar a cabo nuestras diferentes propuestas de actividades, ya que, si de por sí un sistema educativo de calidad exige flexibilidad, en estos momentos dicha premisa es aún más importante de destacar.

Ahora vemos con más claridad la gran desigualdad social que existe en muchas de nuestras aulas, que la era digital sigue sin estar al alcance de todos y que tener un móvil en el bolsillo no significa saber escribir un documento de texto, enviar un e-mail o navegar.

También vemos como hay hogares donde las familias tienen que enfrentarse a una situación nueva con la que no contaban, y debemos entender que en muchos casos el atender a las tareas que se puedan enviar desde la escuela dejen de ser una prioridad, por no hablar ya de la carencia en casa de impresoras o de material escolar y la no posibilidad de poder salir a comprarlo.

Aparte de todo esto, se suma una brecha social y cultural, sobre todo cuando en tu aula existen familias que por su situación socioeconómica se encuentra en riesgo de exclusión o familias cuya lengua materna dificulta mucho las posibilidades de entendimiento mutuo en este tipo de situación, así como cualquier otro tipo de circunstancias que supongan un handicap en estos momentos.

Igualmente hay que tener en cuenta la situación familiar de cada profesional de la Educación y en qué circunstancias tiene que afrontar este confinamiento en sus hogares, ya que hay muchas personas que tienen hijos o familiares a cargo a los que atender también y deben hacer auténticos malabares para ser capaces de llegar a todo, existiendo seguramente, al igual que decíamos con anterioridad, otra serie de circunstancias que quizás desconozcamos o sobre las que no nos hayamos parado a pensar.

Mención aparte merece la Educación Especial en este sentido, pues una vez más es la gran desconocida, ya que en muchos de nuestros casos el trabajo que realizamos requiere unos recursos personales y materiales muy específicos, y trabajamos desde la regulación de conductas hasta la adquisición de un sistema alternativo de comunicación o la estimulación multisensorial, lo que se traduce en grandes dificultades para mantener un sistema de trabajo telemático al uso como se está planteando a nivel de los centros ordinarios (y aún así me temo que ese planteamiento también se nos queda corto para poder ofrecer la respuesta que desearíamos dar a toda la diversidad de estilos de aprendizajes y de necesidades educativas que se podamos encontrarnos).

No obstante, debo decir que, por lo que respecta a mis compañeros y compañeras de profesión, lo que constato cuando hablamos es su gran preocupación por cómo estará pasando estos días su alumnado y por estar en contacto tanto con éste como con sus familias para saber que tipo de necesidades se pueden plantear y cómo, desde nuestro papel profesional, pero también desde la cercanía emocional que esta vocación conlleva, podemos acompañarles y atenderles mejor.


Y es que somos muchos los profesionales educativos que durante todo este tiempo hemos estado coordinándonos, implicándonos, intercambiando ideas, recursos y materiales, aprendiendo a manejarnos en las tecnología de la información y de la comunicación, y pensando en posibles propuestas, actividades y formas de conectar con nuestro alumnado, por lo que desde aquí quiero enviar un mensaje de reconocimiento y de gratitud hacia la increíble labor que están realizando, así como también un mensaje de ánimo, de aliento y de admiración hacia nuestro alumnado y hacia sus familias en estos tiempos tan inciertos. 

Después de todo, esto no hace más que poner aún más de manifiesto que educar es, ante todo, cuidar, en el sentido más amplio de la palabra. Somos profesionales, pero ante todo, somos humanos. 

Por último, pero no por ello menos importante, hoy es día 2 de abril, Día Mundial de Concienciación del Trastorno del Espectro Autista (TEA), y desde aquí me gustaría ayudar a visibilizar aún más a este colectivo que ha tenido que enfrentarse a críticas, insultos y situaciones violentas durante este tiempo de confinamiento debido a la nefasta actitud de una serie de personas que han decidido convertirse en justicieros del balcón, así que pido respeto y ante todo empatía y un poquito más de comprensión hacia esta realidad, lleven o no lleven un distintivo azul, ya que creo que nadie tendría que ser etiquetado para ser respetado.




Recordad que las personas con discapacidad tienen flexibilidad para poder salir, tomando las medidas pertinentes, a la calle, debido a que pueden generarse conductas complicadas o desarrollarse anomalías en su forma de afrontar el día a día debido al cambio tan radical de modo de vida que han experimentado.

Es, por lo tanto, fundamental seguir recalcando la importancia de una escuela y una sociedad inclusiva, diversa y plural que visualice tanto ésta como muchas otras realidades existentes y de cabida a todas las personas sin importar su condición.

En este sentido, os recomiendo este cuento que hoy ha compartido con nosotros una gran amiga y compañera de profesión. Espero que os guste.

Para finalizar, me despido con ese icónico arco iris que se ha convertido en todo un símbolo de esperanza y de aliento en estos tiempos que nos han tocado vivir.



Todo va a salir bien.

Cuídate.