miércoles, 14 de marzo de 2012

LA NAVAJA DE OCKHAM

A veces la atención a la diversidad no requiere tanta complicación como en principio nos puede parecer. Sin ir más lejos, existe prácticas muy sencillas con las que se pueden atender perfectamente la heterogeneidad presente en cualquier aula ordinaria y respetar los diferentes estilos y ritmos de aprendizaje; prácticas que quizás acabamos rechazando por no considerarlas compatibles con la enseñanza tradicional de la que todos hemos mamado y que tendemos como vicio a reproducirla posteriormente a pesar de conocer sus limitaciones.  Como bien dice la teoría de La Navaja de Ockham, en gran parte de las ocasiones la respuesta suele ser la propuesta más sencilla.

Así pues, simplemente estableciendo diferentes propuestas de actividades en el aula y ofreciendo a los alumnos la posibilidad de elegir la que (o las que) crean más acertada en función de lo que les interese o necesiten aprender, o repartirse las distintas propuestas de actividades entre ellos y luego compartirlas con el resto de compañeros podemos fomentar mucho más la implicación en el aprendizaje, ya que han sido libres de elegir lo que quieren trabajar, y al mismo tiempo estamos teniendo en cuenta la heterogeneidad en el aula y los diferentes estilos y ritmos de aprendizaje allí existentes.

Otra opción es fomentar también el hecho de que los alumnos puedan interaccionar entre sí, colaborar en la consecución de tareas y promover la función tutorial de igual a igual, ya que esto también incluye un componente altamente motivador y le hacemos sentir como sujetos activos de su propio aprendizaje, sintiéndose protagonistas de la actividad y viendo que también ellos pueden aportar cosas, no sólo el docente.

Para esto es necesario que lo acompañemos de unas actitudes en clase muy bien trabajadas y fomentar comportamientos responsables que respalden todo este planteamiento.

El último requisito que nos falta para completar el puzzle es la implicación del propio docente en la forma de trabajar aquí planteada pero, por desgracia, parece que a la hora de salirse del camino que implica menos esfuerzo es cuando éste acaba recurriendo a la Navaja de Ockham...

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