La reciente catástrofe ocurrida en España ha sido, por desgracia, el perfecto caldo de cultivo para que crezcan los bulos y la desinformación.
Eso me hace mucho replantearme nuevamente la importancia que tiene una buena Educación para la ciudadanía en un mundo que cada vez se presume más a sí mismo en su ignorancia.
Durante aquellos primeros fatídicos días recuerdo que, en un debate en televisión, una tertuliana argumentaba que la población no tenía por qué saber como funciona el país en el que vive, cosa que me parece de una irresponsabilidad enorme.
Esto me lleva a reflexionar que gran parte de las desinformaciones y bulos en los que caemos vienen a raíz de nuestros sesgos cognitivos y nuestro escaso conocimiento sobre como está orquestada la democracia en la que vivimos.
Sin embargo, en las aulas nos obcecamos tanto con todo lo puramente académico que nos olvidamos que formar a nuestro alumnado va mucho más allá: somos responsables de fomentar su capacidad de pensamiento crítico, su sentimiento de pertenencia activa en la sociedad que les ha tocado vivir y sus ganas de mirar más allá de lo que aparentemente es, para así poder completar todo el complejo prisma de variables y puntos de vista que conforman la realidad.
Si seguimos cometiendo el error de obviar la importancia de estos contenidos o de pensar que se trata de pura ideología, seguiremos cometiendo una y otra vez los mismos errores históricos que llevan a polarizar a la sociedad en posturas que parten más de un discurso de odio que de un razonamiento bien elaborado.
Del mismo modo, podremos estar más preparados y prevenidos ante el intento de impresentables que intentan manipular nuestra reacción emocional en estos momentos de crisis donde podemos estar más vulnerables y hacernos creer que "su verdad" es la única y verdadera.
Al fin y al cabo, creo que nada empodera más a una persona que el saber, y no sólo entendiendo este como algo estático y relegado a las grandes disciplinas de estudio, sino como algo dinámico que se construye en el día a día y nos dota de la voluntad y de las herramientas necesarias para comprender el mundo en el que vivimos, el cómo funciona, cómo se organiza y cómo nosotros mismos, como sujetos activos y no pasivos, podemos ser determinantes para mejorar las cosas.
Por último, mi agradecimiento a toda esa población joven a la que, de manera tan injusta, han calificado como "generación de cristal" y han demostrado ser los primeros en colaborar con quienes más lo necesitaban en este desastre.
Recordad que es importante estar prevenidos y saber cotejar muy bien toda la información que llegue a nuestras manos, seamos jóvenes o adultos, pues nadie está exento.
Hoy más que nunca, se hace necesaria una Educación que sepa fomentar la participación ciudadana, la importancia de lo público y de lo colectivo y el ser consciente que como población tenemos derechos, pero también responsabilidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario